Son las 5:05 a. m. del jueves 24 de febrero en Kiev. Tres primeras explosiones se escuchan a lo lejos. Siguen al anuncio de Vladimir Putin de un «operación militar especial» en Ucrania. La guerra ha comenzado.
Kiev contuvo la respiración toda la noche, mientras se anunciaba esta guerra. A pesar de una aparente calma y calles casi desiertas, pocos habitantes de la capital ucraniana lograron dormir. Los más relajados bebían con amigos, en cafés, “un último trago antes de la guerra”, en palabras de una joven. Los demás se quedaron con los ojos pegados a sus teléfonos y redes sociales, portadores de zozobra durante largas semanas.
Des sources gouvernementales ukrainiennes avaient indiqué, au cours de la journée de mercredi, qu’une attaque russe semblait inévitable la nuit suivante, et avaient même prédit, sur la foi d’informations de leurs services de renseignement, qu’elle commencerait à 4 heures de la mañana. El Sr. Putin estaba solo una hora por detrás de estos pronósticos.
Gobierno llama a quedarse en casa
Poco después de los primeros atentados, el Ministerio del Interior de Ucrania confirmó “un ataque con misiles en Kiev”indicando que, en todo el país, «edificios militares, aeropuertos y aeródromos» figuraban entre los principales objetivos. En Kiev, el aeropuerto internacional Boryspil, se habría visto afectado en particular. De la noche a la mañana, Ucrania cerró su espacio aéreo a vuelos civiles.
Sonaron entonces las sirenas de ciertos edificios para animar a los capitalinos a bajar a los albergues. Aunque algunos de ellos se dirigieron a sótanos o estaciones subterráneas de metro, no se veía pánico en las calles del centro de la ciudad. Algunos incluso se fueron a trabajar como si nada, caminando tranquilos. Otros trataban de averiguar, en las estaciones de autobuses y trenes, si debían o no mantener enlaces con el oeste del país.
Los únicos signos de nerviosismo eran las colas que se formaban aquí y allá frente a los cajeros automáticos y las gasolineras. Los automovilistas esperaban en particular para repostar su vehículo en las estaciones de la ruta occidental, listos para partir hacia Lviv, la ciudad occidental más cercana a la frontera con Polonia. Sin embargo, después de un llamado del gobierno para quedarse en casa, parecía que en esta etapa no había un éxodo de Kiev.
En un discurso televisado a la nación, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky dijo a sus conciudadanos: «No entren en pánico, vamos a ganar». Proclamó la ley marcial en todo el territorio, último paso de seguridad tras el establecimiento del estado de excepción y la movilización de los reservistas del ejército, que rondarían los 40.000 hombres. El ministro de Defensa agregó más tarde que las armas pequeñas se distribuirían rápidamente a todos los veteranos de las guerras contra los separatistas prorrusos.
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