Guerra en Ucrania: los sorprendentes fracasos de la defensa antiaérea rusa


Este es uno de los muchos misterios de la guerra en Ucrania. Desde el 24 de febrero y la ofensiva de las tropas desde Moscú, la defensa antiaérea rusa, considerada por los militares occidentales como una de las más densas y eficientes del mundo, ha mostrado una inquietante fiebre. Regularmente, aviones o misiles ucranianos logran perforar las «burbujas de prohibición» supuestamente creadas por los rusos sobre sus tropas o sus bases militares. «A veces se siente como tamices»se sorprende el consultor aeronáutico Xavier Tytelman, presidente de la firma Aviation NXT.

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Sobre el papel, el ejército ruso tiene el mejor arsenal para luchar contra los ataques del cielo. Sus sistemas más conocidos son las S-300 y S-400, baterías de misiles tierra-aire multicapa, capaces de detectar y destruir aeronaves y misiles balísticos o de crucero a una distancia superior a los 300 km y hasta a una muy alta altitud. Precedidos por una reputación halagadora -Moscú asegura que los S-400 son capaces de rastrear varias decenas de objetivos al mismo tiempo-, estos sistemas se encuentran entre los buques insignia de la industria armamentista rusa, que los exporta a China y Turquía.

Además de los S-300 y S-400, utilizados principalmente para proteger sitios sensibles (depósitos logísticos, bases militares, centros de mando, etc.), Rusia dispone de equipos de defensa de media y baja altura, como las baterías Tor, Buk o Pantsir. Montado sobre ruedas u orugas, más compacto y móvil, este equipo acompaña a las tropas en tierra y les permite protegerse del apoyo aéreo enemigo cercano (apoyo aéreo cercano, en lenguaje militar). Según expertos militares, Rusia tiene un total de alrededor de mil de estos sistemas de defensa aérea.

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A pesar de este arsenal, los ucranianos logran violar regularmente las zonas de denegación de acceso rusas, llamadas «A2/AD» (Anti acceso/negación de área). 1ejem En abril, dos helicópteros de las fuerzas de Kyiv pudieron cruzar la frontera rusa y golpear un depósito de combustible en Belgorod, antes de regresar a Ucrania sin ser molestados. El 31 de julio y luego el 20 de agosto, los drones ucranianos alcanzaron el edificio que alberga la sede de la Flota Rusa del Mar Negro, ubicado en Sebastopol, en el suroeste de la península de Crimea anexada. Durante el asedio de la fábrica de Azovstal en Mariupol en primavera, los helicópteros también lograron reabastecer a las tropas rodeadas por los rusos en siete ocasiones.

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