El razonamiento detrás de por qué Ryan Condal y su co-showrunner Miguel Sapochnik estructuraron la serie de esta manera tiene bastante sentido. Saltar directamente a la lucha y el caos se sentiría increíblemente vacío tan temprano en la historia.
En cuanto al espectáculo a gran escala en la temporada 1 de «House of the Dragon», básicamente se ha convertido en la batalla contra Crabfeeder desde el episodio 3, «Second of His Name», e irónicamente, esa batalla va contra el principio que Condal planteó en esa cita. No sabemos nada sobre Crabfeeder, muchas de las personas en la batalla, o mucho sobre por qué se estaba librando esa guerra y, por lo tanto, la batalla fue un poco insatisfactoria.
La mayor parte del espectáculo de la temporada 1 está más al nivel de Rhaenys interrumpiendo la coronación de Aegon en el penúltimo episodio. Hay algo de carnicería (aunque la muerte de quién sabe cuántas personas normales no preocupa mucho al programa), pero es más un gran gesto que una escena de acción. El enfrentamiento más tenso de esta temporada fue cuando Alicent se abalanzó sobre Rhaenyra con la daga catspaw, que fue un breve destello de ira. Todavía tenemos el final de temporada para ver si hay un último espectáculo antes de la pausa, pero esperamos que la Danza de los dragones realmente comience en la temporada 2.