La economía francesa cierra el año con una ola de frío


Hogares ante la inflación que reducen su consumo, empresas que producen menos para compensar el choque de los precios de la energía: con dos motores de crecimiento al ralentí, la economía francesa terminará el año 2022 en negativo.

Se espera que el producto interno bruto (PIB) se contraiga en el cuarto trimestre un 0,2%, según pronósticos del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee), publicados el jueves 15 de diciembre. Un escenario más pesimista que las proyecciones anteriores, que contaban con un crecimiento cero para este período.

La inflación, por su parte, parece estar estabilizándose. De hecho, el aumento interanual de precios fue del 6,2% a finales de noviembre, según los indicadores, también hechos públicos el jueves, una cifra sin cambios con respecto a la de octubre. Esta estabilización se explica por la desaceleración en el alza de los precios de la energía en las últimas semanas, mientras que los precios de los alimentos continúan registrando incrementos de 12% en promedio.

«Una depresión»

Para la economía francesa, que cerraría así 2022 con un crecimiento del 2,5 %, frente al 6,8 % de 2021, el año de la recuperación post-Covid-19, es más bien un «enfriamiento»según los estadísticos nacionales, que una entrada en recesión. «No esperamos un parón de la actividad, ni siquiera una recesión técnica, sino un bajón»subrayó Julien Pouget, jefe del departamento de ciclo económico del INSEE.

En el Ministerio de Economía y Finanzas se estima que, «Cualquiera que sea la cifra exacta de la desaceleración, no nos enfrentamos a un shock a gran escala que pueda poner en duda la solidez de la economía francesa». Prueba de su confianza «en la capacidad de recuperación de la economía, a medida que consigamos superar el shock energético», el ejecutivo mantiene su supuesto de crecimiento del 1% en 2023 incluido en el proyecto de ley de finanzas. Esto supone, dado un exceso de crecimiento del 0,4% al final del primer semestre, un crecimiento del 0,8% en cada uno de los dos trimestres siguientes.

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Esta “recesión”, según el término utilizado por el INSEE, no solo será pequeña, sino que, además, podría ser de corta duración, con la actividad volviendo al verde a principios de 2023. El INSEE apuesta por un crecimiento del PIB de 0,1 % en el primer trimestre, luego 0,3% en el segundo, a pesar de un ligero aumento de la inflación, que debería alcanzar el 7% a principios de año.

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