Las explosiones sacudieron la capital sudanesa, Jartum, el lunes, cuando los combates entre el ejército y las fuerzas paramilitares dirigidas por generales rivales continuaron por tercer día y el número de muertos superó los 180.
La violencia estalló el sábado después de semanas de luchas de poder entre los dos generales que tomaron el poder en un golpe de 2021, el jefe del ejército de Sudán, Abdel Fattah al-Burhan, y su adjunto, Mohamed Hamdan Daglo, quien comanda las poderosas Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) paramilitares.
El intenso conflicto, que ha visto ataques aéreos, tanques en las calles, fuego de artillería y disparos intensos en barrios abarrotados tanto en Jartum como en otras ciudades de Sudán, ha desencadenado demandas internacionales de un alto el fuego inmediato.
El enviado de la ONU a Sudán dijo el lunes por la noche que más de 180 personas han muerto en los combates y que más de 1.800 han resultado heridas. Se informó que docenas de miembros de las fuerzas de seguridad se encontraban entre los muertos, según el Comité Central de Médicos de Sudán, una organización separada a favor de la democracia.
El sindicato de médicos dijo el lunes por la mañana que el número de muertos podría aumentar aún más, ya que muchos no pudieron llegar a los hospitales debido a las dificultades de movimiento en medio de los enfrentamientos.
La Organización Mundial de la Salud advirtió que «varios» de los nueve hospitales de Jartum que reciben a civiles heridos «se han quedado sin sangre, equipos de transfusión, fluidos intravenosos y otros suministros vitales».
La violencia ha obligado a los aterrorizados civiles sudaneses a refugiarse en sus hogares por temor a un conflicto prolongado que podría hundir al país en un caos más profundo, acabando con las esperanzas de volver a un gobierno civil.
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