Los fenómenos climáticos extremos provocan el deterioro de la calidad de los ríos


Los fenómenos meteorológicos extremos no sólo causan destrucción material y pérdidas humanas. Las sequías, las olas de calor, las precipitaciones excesivas y las inundaciones provocan, en la mayoría de los casos, un deterioro físico, químico y biológico de la calidad del agua de los ríos. Estas son las conclusiones de Michelle van Vliet, de la Universidad de Utrecht, basándose en una revisión de la literatura científica, es decir, 389 publicaciones publicadas entre 2000 y 2022, con un equipo internacional de una decena de investigadores, la mayoría holandeses.

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El análisis, que apareció en Reseñas de la naturaleza Tierra y medio ambiente, Jueves 14 de septiembre, recorre 965 ríos de todo el mundo. Según ella, los fenómenos extremos producen efectos variados e incluso contrastantes. El impacto es claramente negativo en el 68% de los casos estudiados cuando se trata de sequías y olas de calor, y en el 51% durante fuertes precipitaciones e inundaciones.

Los científicos basaron su trabajo en once criterios, presentes en las publicaciones estudiadas: temperatura, suspensión de sedimentos, contaminación orgánica, plásticos, nivel de oxígeno disuelto, salinidad, microorganismos, sustancias farmacéuticas, algas, nutrientes (nitratos y fosfatos) y metales.

Capacidad de dilución reducida

El calor acelera la evapotranspiración y, por tanto, reduce la capacidad de diluir las diversas contaminaciones que ya reciben muchos ríos. Resultado: una mayor concentración de sustancias y nutrientes químicos y farmacéuticos, especialmente procedentes de la agricultura. La temperatura también influye fuertemente en los procesos bioquímicos del agua, el crecimiento de algas y el nivel de oxígeno disuelto. Así, el desarrollo de cianobacterias que acompañan a la proliferación de algas nocivas, algunas de las cuales son tóxicas, alcanza su máximo entre 25°C y 35°C.

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El aumento de las temperaturas contribuye a un aumento significativo de los niveles de sal: los investigadores informan de un aumento de este nivel del 21% en promedio en los ríos del sur de Estados Unidos durante un episodio de sequía. Este aumento influye en el desarrollo de microorganismos. La sal puede entonces entrar en los estuarios y ser introducida en cuerpos de agua dulce. Los investigadores citan varios ejemplos: Mekong (Asia), Rin (Europa), Valdivia (Suramérica), Tigris y Éufrates (Oriente Medio).

Sin embargo, “las respuestas de los ríos”, como los llaman los investigadores, pueden ser complejos. Debido a la falta de agua, la desaceleración de la corriente ralentizará el transporte de sedimentos y partículas de microplásticos que sirven a su vez de soporte para compuestos orgánicos, metales o antibióticos. Por lo tanto, estos pueden disminuir temporalmente, pero luego pueden permanecer en las orillas durante las sequías.

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