Con una eficiencia implacable y una victoria por 3-1, Inglaterra llega a la final contra España. Se trata de la comparación de dos culturas futbolísticas.
Bastantes de los 75.784 testigos presenciales en el gran óvalo ya lloraban desconsoladamente en las gradas. Y también hubo muchas lágrimas en el césped del Australia Stadium cuando el sueño de Australia de llegar a la final del Mundial estalló como una pompa de jabón. De nada sirvió la valiente resistencia de los futbolistas australianos y un gol de ensueño del idolatrado goleador Sam Kerr, Inglaterra ganó 3-1.