El libro de Tsutsui describe a Tsuburaya como «meticuloso» al recrear Tokio a escala 1/25. Se detallaron casas modelo para lograr realismo por dentro y por fuera. El día antes de filmar la secuencia, él y sus asistentes se reunieron en Ginza (un distrito comercial de Tokio) en el jardín de la azotea de unos grandes almacenes. Con una vista del horizonte de la ciudad, dibujaron una línea del alboroto de Godzilla. Desafortunadamente, un guardia de seguridad escuchó esta discusión sobre «destruir Tokio» y pensó que la tripulación eran terroristas. Entonces, sin darse cuenta, cumplió con su deber cívico y los denunció a las autoridades, y Tsuburaya fue detenido por la policía.
Las películas de Kaiju («bestias extrañas»), sobre monstruos gigantes que arrasan ciudades y/o luchan entre sí, son un subconjunto popular de Tokusatsu. Pero estas películas, ahora un elemento básico del cine japonés, comenzaron con «Godzilla». Dado que este tipo de películas no estaban en la conciencia pública cuando se estaba haciendo «Godzilla», el guardia no tendría idea de que una película así podría ser lo que el equipo estaba discutiendo.
Afortunadamente, la detención de Tsuburaya no duró mucho y pudo terminar de destrozar Tokio (es decir, la versión modelo). En la película, la secuencia se desarrolla así: Godzilla emerge del mar y marcha hacia las torres de transmisión. Antes de dirigirse a la ciudad, derriba algunas de estas torres y derrite algunas con su aliento atómico. En realidad, estas torres estaban hechas de cera y se fundían con lámparas de calor. Algunos planos generales quedan a la altura de las casas, mostrándolas en su totalidad. Y, sin embargo, el encuadre no llega más allá de los pies de Godzilla, lo que transmite la escala de la escena.
Puede que no valiera la pena arriesgarse a ir a prisión, pero el alboroto de Godzilla es una cinematografía impresionante centrada en los efectos, especialmente para su época, y es el modelo a partir del cual se han construido películas posteriores (como el éxito del año pasado «Godzilla Minus One»). Sin Eiji Tsuburaya, no habría Godzilla.