El dos veces campeón mundial de Fórmula 1, Emerson Fittipaldi, no había terminado con las carreras de monoplazas cuando dejó la F1 en 1980. En cambio, saltó a Estados Unidos y ganó las 500 millas en 1989 y 1993. Esa última carrera terminó envuelta en controversia: tradicionalmente, los ganadores de la Indy 500 beben una botella de leche para celebrar su victoria. Fittipaldi pensó que cambiaría las cosas; era dueño de unos campos de naranjos, así que ¿por qué no beber primero el jugo de naranja y luego la leche? Fue una mala decisión. Los fanáticos todavía guardan rencor.