Migrantes del “Océano-Vikingo”: cómo las sentencias judiciales se impusieron al gobierno


Solo quedaban cuatro personas, el lunes 21 de noviembre, en el centro vacacional de la península de Giens (Var). Cuatro, entre los 190 migrantes que sobrevivieron a laOcean-Viking que se habían colocado en este espacio transformado para la ocasión en zona de espera internacional. Este es el dispositivo cerrado que el Ministerio del Interior había imaginado cuando el barco humanitario aterrizó en el puerto militar de Toulon el 11 de noviembre. Una forma de decir que los náufragos -incluidos bangladesíes, eritreos, sirios, egipcios, paquistaníes o incluso malienses- no entraron en el territorio. Y que primero se debe examinar su elegibilidad para el asilo a fin de clasificar quiénes serían elegibles para la admisión y quiénes serían expulsados. Una especie de punto caliente circunstancia, de la que sólo 44 menores no acompañados habían sido excluidos dado su cuidado por la protección de la infancia.

Pero diez días después de su puesta en marcha, el proyecto fracasó y adquirió todos los rasgos de un fiasco político-legal, explotado por la derecha y la extrema derecha.

Como parte del procedimiento de asilo de emergencia en la frontera, aplicable a las áreas de espera internacionales, el Ministerio del Interior tomó 123 negativas de entrada al territorio, considerando, en la opinión previa de la Oficina Francesa para la Protección de Refugiados y Apátridas, que la mayoría de los supervivientes no eran refugiados.

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Estas denegaciones de entrada esencialmente se anularon de inmediato, ya que casi cien personas ya habían abandonado el área de espera de Giens cuando se emitieron. Durante dos días de audiencias caóticas, los días 16 y 17 de noviembre, el Tribunal de Apelación de Aix-en-Provence confirmó efectivamente su liberación, validando las decisiones tomadas en primera instancia por los jueces del juzgado de Toulon. Este último se negó a prorrogar la permanencia en la zona de espera solicitada por la prefectura de Var, por considerar que se había excedido el plazo de veinticuatro horas impuesto por la ley para pronunciarse.

Balance irrisorio

El maratón judicial de los migrantes deOcean-Viking encontró su epílogo ante el tribunal administrativo de Toulon, encargado de la apelación contra las denegaciones de entrada. Allí también, la mayoría de las audiencias fueron interrumpidas, los jueces sólo pudieron constatar el hecho de que los demandantes ya se encontraban en el territorio, ya que se habían beneficiado, tras su paso ante el Tribunal de Apelación de Aix-en-Provence, de un autorización temporal para entrar en Francia.

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