Muerte del pequeño Émile: los investigadores siguen sobre el terreno para descubrir una pista


Un centenar de gendarmes seguían movilizados el miércoles en Alto Vernet en los Alpes de Alta Provenza, en busca de nuevas pistas que puedan explicar las circunstancias de la muerte del pequeño Émile, el niño desaparecido en julio, algunas de las cuales huesos Y la ropa fue encontrada desde el sábado.

Entre ellos, como desde el domingo, antropólogos. Por otro lado, los perros de búsqueda, especializados en la búsqueda de restos humanos, regresaron a su unidad en el Centro Nacional Canino Gramat del Lot. A pesar del descubrimiento de los primeros elementos materiales, que permitieron confirmar la muerte del niño de dos años y medio, los análisis científicos no permitieron favorecer ninguna pista, según el fiscal de Aix-en- Provence, a cargo de la investigación.

“Aún no podemos favorecer una hipótesis sobre otra”

«Estos huesos (encontrados) por sí solos no nos permiten decir cuál es la causa de la muerte de Émile», admitió Jean-Luc Blachon durante una rueda de prensa el martes. «No siempre podemos favorecer una hipótesis sobre otra», insistió el magistrado, en su primera intervención a la prensa desde la desaparición del niño, el 8 de julio, en la aldea de 25 habitantes adscrita al pueblo de Vernet, donde acababa de Llegó con sus abuelos maternos para el verano.

El lugar donde se descubrieron las ropas y los huesos del niño, parte del cráneo y los dientes, se encuentra aproximadamente a 1,7 km del caserío, una caminata de 25 minutos para un adulto. Pero nadie puede confirmar que el cráneo de Emile y su ropa estuvieran allí desde el 8 de julio. Podrían haber sido «traídos por una persona humana, un animal o las condiciones climáticas», explicó el lunes la portavoz de la gendarmería, Marie-Laure Pezant.

“La topografía es realmente especial”

Porque la zona había sido registrada, con perros de seguimiento y helicópteros equipados con cámaras térmicas, durante las búsquedas organizadas poco después de la desaparición. «Todo es posible. Podría haber rodado bajo una piedra en un lugar realmente inaccesible. Pero todo fue rastrillado y lo que me parece más extraño es que los perros no hayan encontrado su rastro», declaró a la AFPTV Stéphane Kohler, un Vecino de Vernet, 49 años.

«La topografía aquí en Vernet es realmente especial, tenemos muchos barrancos, pendientes pronunciadas, zarzas, la vegetación en verano es muy espesa (…). Sí, podemos imaginar que el niño se encontraría, en caso de caerse». «En un agujero, bajo una piedra cubierta de zarzas. Y en una configuración tal que un dron térmico no podría identificarlo», estimó también Magali Lamy, de 48 años, otra residente de Vernet.



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