La luna ha sido un punto focal para la investigación y exploración espacial durante años, pero todavía estamos lejos de comprender completamente sus orígenes. Tomemos como ejemplo su edad: los investigadores acaban de descubrir que la Luna es unos 40 millones de años más antigua de lo que se pensaba anteriormente.
En un estudio publicado por la Asociación Europea de Geoquímica, los científicos observaron la edad de las formaciones cristalinas encontradas en muestras de rocas de la superficie de la luna para determinar su edad. La prevalencia de cristales llamados circón en las muestras, recolectadas hace años durante el programa Apolo de la NASA, sugiere que la superficie de la Luna se creó unos 110 millones de años después de la formación del sistema solar. Los científicos utilizaron técnicas analíticas, incluida la espectrometría de masas, para medir la presencia de determinadas moléculas en la roca. Se utilizó otro método de análisis, la tomografía con sonda atómica, para detectar la cantidad de desintegración radiactiva en las muestras, que a su vez se utilizó para determinar la edad de los cristales de la roca.
La NASA sostiene la teoría de que un objeto del tamaño de Marte chocó con la Tierra hace varios miles de millones de años para formar la Luna. Esta nueva comprensión de la edad de la Luna en realidad les da a los científicos una idea aproximada de cuándo pudo haber ocurrido esa colisión. Este hallazgo resalta la importancia de misiones exploratorias como la misión Apolo 17 en el centro de este descubrimiento. La misión tripulada de 1972 para estudiar geológicamente la superficie de la Luna resultó en el regreso a la Tierra de 243 libras de material lunar, solo para ser examinado por investigadores 51 años después.
Hasta la fecha, la NASA dice que se han lanzado más de 105 naves espaciales robóticas para explorar la Luna, por lo que las oportunidades para realizar más hallazgos son ilimitadas. Aunque la próxima misión tripulada a la luna liderada por la NASA no se llevará a cabo hasta 2025 como muy pronto, podemos esperar que más programas de rovers arrojen más luz sobre la composición de la superficie de la luna.