En periodos de mucho calor, incluso olas de calor, el ventilador es un auténtico aliado. Tanto es así que querrás llevarlo contigo a todas partes, hasta el final de la noche. Sin embargo, se desaconseja dejarlo funcionando mientras se duerme.
Puede agravar ciertos problemas respiratorios
Un ventilador no solo agita el aire, sino que también permite que partículas de polvo, pelo de animales y polen vuelen hacia la habitación, que luego pueden alojarse en los senos paranasales y agravar ciertos problemas respiratorios. Tenga cuidado si algunos son propensos a las alergias o los asmáticos.
Se seca la piel y los ojos.
Qué agradable sensación dejarse refrescar por su hilillo de aire. Pero cuidado con la piel y los ojos. De hecho, en contacto con el aire, la epidermis se seca más rápidamente, aumentando el riesgo de deshidratación. El ventilador también corre el riesgo de secar los ojos, lo que puede causar cierta irritación y enrojecimiento al despertar.
Puede causar calambres musculares.
Y no hay nada más desagradable en medio de un sueño. Al agitar el aire regularmente en la dirección del cuerpo, el ventilador puede causar calambres al contraer los músculos. También tenga cuidado con la tortícolis. De ahí el interés de optar por un ventilador equipado con temporizador, apagándose una vez alcanzado el sueño.