Operación «isla muerta» en Mayotte, mortificada por la violencia


El camino está sorprendentemente tranquilo este jueves 15 de septiembre por la mañana. Los interminables atascos en la isla de Mayotte han dado paso a un tráfico fluido para deleite de los automovilistas, acostumbrados a viajes de tres horas para recorrer una veintena de kilómetros. El camino es tranquilo y, sin embargo, su entorno aún muestra las cicatrices de la violencia que es la vida cotidiana del departamento de ultramar. En Nyambadao, en el sur de la isla, una casa parcialmente incendiada recuerda el incendio provocado que la golpeó mientras una familia se encontraba en su interior el viernes 9 de septiembre. Aquí y allá, cadáveres carbonizados. Por todas partes, huellas negras y ásperas surcan el betún gris, restos de presas en llamas.

En la isla, los recuerdos de enfrentamientos recientes entre pandillas rivales o con las fuerzas del orden, como el sonido de autobuses llenos de estudiantes asustados o autos en apuros, aún son vívidos. En el aire, aún flota el olor acre de los gases lacrimógenos, cuyos cartuchos quemados ensucian el suelo.

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¿Así que esto es una «isla muerta»? El miércoles 14 de septiembre, ante el estallido de violencia en el que Mayotte parece inevitablemente envuelto, los alcaldes de los distintos municipios (15 de 17) sorprendieron al departamento al decidir cerrar las escuelas y las administraciones locales. El consejo del condado siguió los pasos de este movimiento sin precedentes al suspender el servicio de autobuses escolares. Por falta de transporte público, colegios y escuelas secundarias están desiertas. Una intersindical recordó a los empleados su derecho de desistimiento cuando el centro hospitalario de Mamoudzou y sus dispensarios satélites cerraron sus puertas para atender únicamente emergencias en la capital.

“Evitando la Guerra Civil”

“Lo que queremos evitar es una guerra civil”atestigua en tono solemne Moutouin Soufiane, uno de los líderes de los famosos «colectivos de ciudadanos» conocidos por sus posiciones radicales contra la inmigración de las vecinas Comoras y reunidos, el jueves 15 de septiembre, en la Place de la République en Mamoudzou, a raíz de la acción lanzada por los alcaldes. “Pero a fuerza de sujetar a la población con una cuerda, acabará resquebrajándose”, vaticina el activista, ataviado con su eterno enrejado. A su alrededor, sólo 200 personas hicieron el viaje. “La gente todavía tiene miedo de salir a la carretera, hoy es un día de prueba pero vamos a hacer mítines en todos los pueblos, no nos vamos a quedar ahí”promete esta figura del Colectivo de ciudadanos de Mayotte 2018 formado a la luz del movimiento social que paralizó la isla durante un mes y medio hace cuatro años.

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