Las milésimas deciden entre la victoria y la derrota en la Fórmula 1. Nada, absolutamente nada, se deja al azar en los deportes de alta precisión.
Andreas Kirchtag también puede confirmar esto. Este hombre de 56 años de Salzburgo es la cuarta generación que dirige uno de los ahora muy raros fabricantes de paraguas en Getreidegasse. La precisión combinada con la funcionalidad y una larga vida útil gracias a los materiales exquisitos caracterizan este oficio.
Un espécimen con un palo de madera de cerezo, tratado con cera de abejas y aceite de naranja y que se coloca suave como la seda en la mano, puede costar fácilmente 500 euros.
Tendrías que pagar un múltiplo de eso por uno de los paraguas Red Bull Racing con un marco especial de fibra de vidrio. Lo único es que las exactamente doce copias producidas por Kirchtag y su equipo cada año, que se cosen con la misma tela por dentro y por fuera, no están a la venta. Se utilizan exclusivamente en el circo de Fórmula 1. En el pit lane, durante las entrevistas, llueva o truene.
«¡Cuando nos paramos al frente, puedes vernos mejor!»
«El estreno de la temporada tuvo lugar en Imola el fin de semana pasado», explica Kirchtag al «Krone» en su taller en el cuarto piso. Las nuevas muestras de patrocinadores para el estampado, que está a cargo del gigante de la ropa deportiva Puma en Milán y que también aparecen en la parte inferior, han causado retrasos. Max Verstappen partió desde la primera fila como su antecesor Sebastian Vettel. “Puedes vernos mejor cuando Red Bull Racing está al frente”, sonríe Kirchtag. No podría desear una mejor colocación de productos para el paraguas protector real.