Perdedores emocionantes: ahora Francia no es respetada sino admirada por su mentalidad


Durante mucho tiempo no había nada que indicara que el campeón defensor pudiera tener una oportunidad en la final de la Copa del Mundo. Pero luego se encabrita. Kylian Mbappé demuestra que las comparaciones con Pelé no son infundadas.

El futuro le pertenece: Antoine Griezmann (derecha) consuela al cuatro veces goleador final Kylian Mbappé.

Carl Recine/Reuters

Hay trofeos que no tienen sentido. Aquellos que representan un logro notable, pero que, en general, son más pequeños que el panorama general que está en juego.

Quizás ningún futbolista haya recordado esto de manera más conmovedora que Kylian Mbappé, el delantero francés que fue compañero de equipo de Lionel Messis en el equipo Paris Saint-Germain. Mbappé anotó tres veces en la final de la Copa del Mundo del domingo, sus goles permitieron tanto la prórroga como la tanda de penaltis, convirtiendo el 0-2 en 2-2 y el 2-3 en 3-3.

Solo una vez antes un jugador había marcado tres goles en una final de la Copa del Mundo; el inglés Geoff Hurst contra Alemania en 1966, en aquella final del Mundial de Wembley, que es el único que puede competir con los turbulentos acontecimientos de Doha.

Mbappé pasa la copa

Mbappé marcó ocho goles en este Mundial. No había mejor delantero que él en este torneo. Con el premio al máximo goleador, se perdió el trofeo de la Copa del Mundo.

Todos los que vieron ese momento se dieron cuenta de cómo Mbappé habría cambiado gustosamente su trofeo por el de Messi, por la Copa del Mundo. Aunque Mbappé ya lo había ganado hace cuatro años, cuando apenas tenía 18. Incluso entonces, fue comparado con el brasileño Pelé. La comparación es hoy más adecuada que nunca, a pesar de que Mbappé salió del campo como un perdedor.

No solo fue un goleador, también fue el líder de un equipo que parecía perdido en esta final. Durante casi 75 minutos, los franceses parecían perdedores, pero si alguna vez tuvo sentido hablar de un giro inesperado, sucedió en este partido: en dos minutos, Mbappé igualó la ventaja de Argentina por 2-0.

Su primer gol fue de penalti, el tercero también, y también acertó en la tanda de penaltis ante el temido especialista Emiliano Martínez en la portería argentina. Pero ¿de qué sirvió? Finalmente, Kingsley Coman y Aurélien Tchouaméni fallaron para Francia, mientras que ningún argentino mostró debilidad, como lo hizo ante Holanda en cuartos de final.

Kylian Mbappé, el líder. En este Mundial se presentó como un jugador sin artificios, completamente diferente a lo que conocemos de él en el club. No se puede descartar que el déficit con el que Francia había entrado en la competición lo inspirara mucho: el equipo arrancó sin Paul Pogba, sin N’Golo Kanté, sin Karim Benzema.

Participar en la final es más que meritorio en vista de tales debilidades, incluso si el entrenador Didier Deschamps tuvo el lujo de excelentes alternativas. En general, Deschamps: ¿Qué altura tendría el monumento que erigirían si hubiera logrado defender con éxito el título mundial? ¿Cuánto reconocimiento se le daría al trabajo que ha realizado durante la última década? A pesar de lo alto de Qatar: Su futuro con la asociación está abierto.

Deschamps hizo grandes cosas

Deschamps siempre ha estado expuesto a las críticas y casi nunca se ha dejado desanimar. Y cualquiera que siga el viaje del equipo francés durante la década descubrirá que es totalmente posible rejuvenecer un equipo manteniendo algunos de los viejos pilotos. Del equipo que primero insinuó su potencial en el gran escenario del Mundial de 2014 cuando perdió ante Alemania en cuartos de final, aún quedaban cuatro jugadores: el director Antoine Griezmann, el portero Hugo Lloris, el delantero Olivier Giroud y el estratega defensivo. Rafael Varane.

Lo que el entrenador inició y moderó a lo largo de todos estos años fue nada más y nada menos que un proceso de evolución disruptivo: adaptó la idea de juego e hizo al equipo más defensivo. Una circunstancia que al parecer aún se le sigue echando en cara. De vez en cuando se podía leer que Deschamps había convertido su selección en una máquina de fútbol.

Esta Francia en Qatar no tenía nada de eso. En todos los años con Deschamps, nunca han sido más ofensivos, incluso más inspiradores que en esta Copa del Mundo. Francia fría y racional, respetada pero no necesariamente admirada, fue historia en el torneo y no es imposible que este equipo, que se mantuvo firme contra Argentina, sea mejor recordado que los campeones del mundo de 2018.





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