Para el jefe, estas conchas listas para usar son la clave para reducir la factura. “No es el material en sí lo que es caro, es la mano de obra que le vamos a poner”, explica Mathieu Combes, director de la empresa Piscinas de Ibiza. “Dado que dedicamos mucho menos tiempo no solo a fabricarlo, sino también a instalarlo, el costo es necesariamente menor”. Una vez completada, cada piscina requiere solo de tres a cuatro días para instalarse.
“Nuestra materia prima es la fibra de vidrio, esta es la que formará el 50% del espesor de nuestra piscina”, desarrolla Mathieu Combes. El argumento del director está bien ensayado: “Es el mismo material que para hacer un barco”. Los clientes están convencidos, porque en tan solo cinco años, la marca ha cuadriplicado su facturación.