Procedimientos mordaza, que sirven para intimidar y silenciar a periodistas y denunciantes, en la mira de la Comisión Europea


Esta práctica existe desde hace mucho tiempo, pero hasta hace poco se mantuvo confidencial. El asesinato de la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia en 2017 cambió las cosas. Luego se descubrió que ella era objeto de unas cuarenta demandas, que tenían como objetivo asfixiarla económicamente e impedir que continuara con sus investigaciones sobre la corrupción en su país.

El miércoles 27 de abril, la Comisión Europea presentó una propuesta para luchar contra estos procedimientos de mordaza o, como se les llama en el mundo anglosajón, Demandas estratégicas contra la participación pública (Bofetada). Lanzados con mayor frecuencia por difamación, de hecho, no tienen otro propósito que intimidar y silenciar a periodistas, denunciantes y otros activistas. Realmente no importa cuál sea el resultado, siempre y cuando desperdicien el tiempo, la energía y el dinero de las personas a las que apuntan.

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“Trabajamos en nombre de Daphne”, comenzó la Vicepresidenta de la Comisión, Vera Jourova, quien no ocultó sus dificultades para desarrollar un mecanismo efectivo. Los poderes de Bruselas están limitados en estos temas que afectan la libertad de expresión y los sistemas legales de los Estados miembros.

«Es David contra Goliat»

En este contexto, el ejecutivo europeo sólo puede aspirar a legislar sobre casos transfronterizos. Esto tiene el efecto de reducir el ámbito de aplicación de la futura directiva. La Coalición contra el Slapp en Europa, que agrupa a varias ONG, ha identificado, entre 2010 y 2021, 570 casos de procedimientos SLAPP, de los cuales solo el 10% se iniciaron en un país distinto a aquel donde se encuentra el periodista o activista objetivo.

“Hemos dado una definición amplia de la naturaleza transnacional del caso: si el tema es de interés general y concierne a otros países distintos de aquel donde se inicia el procedimiento legal, entonces se puede aplicar la legislación de la Comisión”dice un funcionario europeo, que cita el caso de un activista de una ONG o un periodista que sería atacado por su trabajo sobre el cambio climático.

En este contexto, el Ejecutivo comunitario desearía que los jueces pudieran rechazar muy rápidamente los procedimientos abusivos iniciados por empresas, empresarios o autoridades públicas que disponen de muchos más recursos que el particular al que atacan.

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«Es David contra Goliat», comenta Vera Jourova. Cita el caso de la periodista británica Catherine Belton, autora del libro gente de putin (William Collins, 2020), que ha sido objeto de varios ataques legales, en Londres y Australia, en particular por parte del oligarca Roman Abramovich.

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