“Merecen una muerte humillante” la “organización terrorista” del regimiento de élite ucraniano Azov el martes 2 de agosto, allanando así el camino para los procedimientos legales en los tribunales rusos de los prisioneros de guerra ucranianos capturados. Durante la sesión de deliberación, aplazada en varias ocasiones y celebrada a puerta cerrada, la Corte escuchó a testigos denunciar delitos que bordean lo grotesco. Según el presidente de la Comisión de Supervisión de Prisiones de Moscú, Georgi Volkov, un soldado ucraniano que se había rendido testificó que dentro de Azov se practicaba el canibalismo, informa el medio oficial Radio Sputnik. Los abusos atribuidos al regimiento por parte de Rusia no han sido verificados de forma independiente y siguen siendo un misterio.
«Merecen una muerte humillante»
Vilipendiado por los dirigentes y los medios de comunicación del poder, considerado como «neonazis» culpable de «crímenes de guerra», los combatientes de Azov se enfrentan a sentencias de hasta 20 años de prisión, o incluso la pena de muerte. Un tuit de la Embajada de Rusia en el Reino Unido publicado el 29 de julio decía que “Los militantes de Azov merecen ser ejecutados, no por un pelotón de fusilamiento, sino por la horca, porque no son verdaderos soldados. Merecen una muerte humillante”.
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El mismo día, 53 prisioneros de guerra ucranianos, la mayoría pertenecientes al regimiento Azov, fueron asesinados en circunstancias turbiasen una prisión ubicada en Olenivka, en un área ocupada, bajo control ruso.
El regimiento Azov, que cuenta con 2.500, forma la piedra angular de la narrativa oficial rusa que justifica la invasión de Ucrania. Vladimir Putin presentó el «desnazificación de Ucrania» como principal objetivo de su «operación militar especial»a la par de la necesidad de «desarmar» Ese pais. En sus orígenes, en 2014, el «batallón de voluntarios Azov» estaba dirigido por un grupo de radicales de extrema derecha. Pero, en noviembre del mismo año, esta formación paramilitar, convertida en regimiento, se incorporó como unidad de élite dentro de la Guardia Nacional del Ministerio del Interior. A partir de entonces, los nuevos líderes de Azov renunciaron a la ideología original.
Una amalgama histórica
Sin embargo, la propaganda rusa no ha dejado, durante ocho años, de explotar la reputación sulfurosa inicial del batallón para llevar a cabo una fusión histórica con las unidades ucranianas que lucharon junto a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Se exagera la importancia de Azov para ensombrecer «neonazi» sobre el ejército y el gobierno ucranianos, entidades completamente separadas.
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