EL Rey Carlos III visitó un centro de tratamiento del cáncer en Londressu primer compromiso público oficial desde que anunció hace tres meses queél mismo padecía esta enfermedad. El rey, de 75 años, relajado y sonriente, estuvo acompañado por la reina Camilla, de 76, en esta visita simbólica y muy analizada, durante la cual se reunió con pacientes y médicos en el Centro Macmillan del University College Hospital. Al llegar en coche, le estrechó la mano antes de entrar al edificio.
“Cuidadosamente calibrado”
Carlos III sigue todavía en tratamiento por su cáncer, descubierto tras una operación de próstata en enero, cuya naturaleza nunca ha sido aclarada. Pero el Palacio de Buckingham, cautelosamente optimista, anunció el viernes pasado que sus médicos estaban «suficientemente satisfechos con los progresos realizados hasta el momento» para permitirle una reanudación gradual de sus actividades públicas, adaptadas a su estado de salud. Sus compromisos serán “cuidadosamente calibrados” en “estrecha consulta con sus médicos”, dijo el Palacio de Buckingham.
El rey y la reina también recibirán al emperador Naruhito de Japón y su esposa, la emperatriz Masako, para una visita de estado por invitación del gobierno británico. Otros posibles compromisos (Royal Ascot, 80º aniversario del Día D, Trooping the Colour en junio, fiestas tradicionales en el jardín) estarán sujetos al consejo de sus médicos, cuando se acerque su fecha.
Tras el anuncio de su cáncer a principios de febrero, nueve meses después de su coronación, Carlos III suspendió sus actividades públicas. Pero continuó con sus deberes como monarca constitucional en el Palacio de Buckingham. Prevén, en particular, que firme leyes, se reúna periódicamente con el Primer Ministro y valide determinados nombramientos. El palacio publicaba periódicamente fotografías o vídeos muy breves de él recibiendo personalidades importantes, preparando un discurso o leyendo tarjetas de buena salud. Impaciente por reanudar su actividad, según su sobrino Peter Phillips, Carlos III se dio el lujo de dar un breve paseo después de los maitines en la capilla del Castillo de Windsor el domingo de Pascua.