Rudy está realmente arruinado


Foto: Anna Moneymaker/Getty Images

En 2021, agentes federales allanaron la casa y la oficina de Rudy Giuliani y confiscaron sus dispositivos electrónicos como parte de una investigación sobre sus tratos con Ucrania. Aunque el ex alcalde de la ciudad de Nueva York nunca fue acusado oficialmente del asunto, documentos recientemente revelados revelaron que las dificultades financieras de Giuliani fueron un factor importante.

Materiales de la orden de registro, hechos públicos tras una solicitud al juez del Tribunal de Nueva York Veces, revelan que los fiscales pensaron que el lobby extranjero de Giuliani podría ser un intento de complementar sus ingresos. Según el Veces, Giuliani tenía alrededor de 1,2 millones de dólares en efectivo y alrededor de 40.000 dólares en deudas de tarjetas de crédito cuando dejó su bufete de abogados para convertirse en el abogado personal de Donald Trump en mayo de 2018. A principios de 2019, esa deuda se había disparado a 110.000 dólares, dejando al ex alcalde con solo 400.000 dólares. . Según los informes, un acuerdo de divorcio con su tercera esposa, Judith Nathan, agotó aún más las cuentas de Giuliani a menos de 300.000 dólares.

Por esa época, Giuliani comenzó a acercarse a los funcionarios ucranianos, instándolos a investigar los vínculos del entonces candidato presidencial Joe Biden y su hijo Hunter Biden con la empresa Burisma. Los fiscales también examinaron el intento de Giuliani de llegar a un acuerdo de 200.000 dólares con Yuriy Lutsenko, un fiscal ucraniano, para que Lutsenko contratara los servicios legales de Giuliani para ayudar a localizar activos ucranianos malversados. El trato finalmente no se concretó. Associated Press informa que los investigadores también estaban investigando si el exalcalde recibió algo a cambio de presionar a la administración Trump para que expulsara a Marie Yovanovitch, la embajadora de Estados Unidos en Ucrania.

Los problemas financieros de Giuliani no han hecho más que profundizarse en los últimos meses. La semana pasada, un jurado de Washington, DC dictaminó que debe pagar 148 millones de dólares en daños y perjuicios a Ruby Freeman y Shaye Moss, dos ex trabajadores electorales del condado de Fulton cuyas vidas cambiaron después de que Giuliani promoviera e impulsara mentiras sobre ellos después de las elecciones de 2020. Antes de la decisión, el abogado de Giuliani, Joseph Sibley, calificó la cantidad de dinero solicitada en el caso de difamación como el “equivalente civil de la pena de muerte”.

Es poco probable que Giuliani pueda pagar algo cercano a lo que debe. Además de la suma por difamación, Giuliani también tiene que pagar varias deudas pendientes adicionales. Actualmente está siendo demandado por uno de sus antiguos abogados, Robert Costello, por falta de pago. En octubre, se informó que el IRS había impuesto un gravamen sobre su condominio en Palm Beach. Y los problemas no terminan ahí: Giuliani sigue siendo coacusado en el caso de interferencia electoral de Georgia, un asunto que le exigirá contratar a un abogado durante meses, al menos hasta 2024.



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