Sanofi saca a bolsa su filial de principios activos Euroapi


Es el comienzo de una nueva era para los 3.342 empleados de Euroapi. La filial de Sanofi, especializada en la fabricación de principios activos -aquellas sustancias que confieren a los medicamentos sus propiedades terapéuticas- se dispone a salir del seno de su matriz para valerse por sí misma. El viernes 6 de mayo hará su salida a bolsa en Euronext, en París.

El anuncio de la operación había dado lugar, en 2021 y principios de 2022, a huelgas en los centros de producción franceses de Vertolaye (Puy-de-Dôme) y Saint-Aubin-lès-Elbeuf (Seine-Maritime). Empleados preocupados por su futuro lejos del gigante industrial. Sin embargo, fue aprobado por los accionistas de Sanofi, durante una junta general, que se celebró el martes 3 de mayo en la capital. Las dos fábricas francesas, que cuentan con 1.175 empleados, se encuentran entre los seis sitios de fabricación de ingredientes activos seleccionados por el grupo en 2021 para formar la nueva empresa Euroapi, junto con los de Frankfurt, Alemania, Ujpest, Hungría, Brindisi, Italia y Haverhill, Reino Unido.

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La futura ex-sucursal del buque insignia francés de la industria farmacéutica mantendrá, sin embargo, en parte, el apoyo del laboratorio tricolor. De hecho, Sanofi se ha comprometido a conservar, tras la salida a bolsa, aproximadamente el 30 % del capital de Euroapi durante un período de al menos dos años, mientras despega la nueva empresa. Big Pharma, que actualmente es el principal cliente de Euroapi (supuso el 45,6% de su facturación en 2021), firmó también con esta última un contrato de fabricación y suministro de principios activos, por un periodo de cinco años. Prenda de garantía adicional: el Estado, a través del fondo French Tech Sovereignty, gestionado por el banco público Bpifrance, aumentará el capital de la empresa, hasta el 12%.

“Una operación puramente contable”

Un capullo protector que debería dar a Euroapi cierta seguridad a corto plazo, pero que no consigue, a pesar de todo, calmar los temores de todos los empleados. “Vamos a poner dinero público en una empresa privada de la que no tenemos seguridad de que siga siendo francesa o, al menos, en manos de accionistas franceses. No somos inmunes al hecho de que, en cuatro o cinco años, la empresa caerá bajo el control de accionistas o fondos de pensiones extranjeros que nos dirán que cuesta demasiado producir en Francia o en Europa, y que querrán reubicarse a Asia, a pesar de las bellas palabras sobre la reubicación y la independencia sanitaria »se alarma Jean-Louis Peyren, coordinador de la CGT del grupo Sanofi.

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