Cuando miras el cielo del norte, puedes seguir el brazo de la Osa Mayor mientras gira hacia la estrella brillante llamada Arcturus. Aproximadamente en el medio de ese arco, encontrarás la constelación de la Corona del Norte, que se parece un poco a una carita sonriente. En algún momento entre ahora y septiembre, si miras hacia el lado izquierdo de la Corona del Norte, lo que parecerá una nueva estrella brillará durante aproximadamente cinco días.
Este sistema estelar se llama T. Coronae Borealis, también conocida como Blaze Star, y la mayoría de las veces es demasiado tenue para ser visible a simple vista. Pero aproximadamente cada 80 años, una violenta explosión termonuclear lo hace 10.000 veces más brillante. La última vez que sucedió fue en 1946, así que ahora nos toca a nosotros verlo.
Basura del barrio
“El T. Coronae Borealis es un sistema binario. En realidad son dos estrellas”, dijo Gerard Van Belle, director científico del Observatorio Lowell en Flagstaff, Arizona. Una de estas estrellas es una enana blanca, una estrella vieja que ya ha pasado por su ciclo de vida impulsado por la fusión. “Ha pasado de ser una estrella de la secuencia principal a ser una estrella gigante. Y en el caso de las estrellas gigantes, lo que sucede es que sus partes exteriores eventualmente son empujadas al espacio exterior. Lo que queda es un resto del núcleo de la estrella, llamado enana blanca”, explicó Van Belle.
La etapa de enana blanca suele ser un período de retiro muy tranquilo para las estrellas. La reacción de fusión nuclear ya no tiene lugar, lo que hace que las enanas blancas sean muy oscuras. Sin embargo, todavía están bastante calientes y son súper densos, con una masa comparable a la de nuestro Sol comprimida en un volumen parecido a la Tierra.
Pero el retiro de la enana blanca en T. Coronae Borealis no es nada pacífico, ya que tiene un vecino propenso a tirar basura. “Su estrella compañera se encuentra en la fase de gigante roja, donde está hinchada. Sus partes exteriores se están desprendiendo y empujando al espacio. El material que sale de la gigante roja ahora cae sobre la enana blanca”, dijo Van Belle.
Bomba de tiempo
Y no hace falta tirar mucha basura para que la enana blanca explote. “El material de la gigante roja se acumulará en la superficie de la enana blanca hasta formar una capa que en realidad no es tan gruesa. Sólo unos pocos metros: la profundidad de una piscina profunda”, explicó Van Belle. La mayor parte del material que sale de la gigante roja es hidrógeno. Y dado que la enana roja todavía está caliente, eventualmente habrá una chispa que desencadene una reacción de fusión nuclear descontrolada. «Eso es lo que causa la explosión», dijo Van Belle.
La explosión es una nova, lo que significa que no mata ni a la enana blanca ni a la gigante roja como lo haría una supernova. “Sólo alrededor del 5 por ciento de la capa de hidrógeno se fusiona en elementos más pesados como el helio, y el resto simplemente es expulsado al espacio. Luego, el proceso comienza de nuevo porque la explosión no es lo suficientemente grande como para perturbar a la gigante roja, la donante de todo este hidrógeno, por lo que sigue haciendo lo suyo”, dijo Van Belle a Ars. Por eso podemos predecir este evento con tanta precisión.