Después de pasajeros y mercancías, SNCF desarrolla una nueva actividad: el transporte de datos digitales. Lanzada en 2021, su filial Terralpha “ya no es del todo anecdótico” en el tablero francés, opina Gabriel Chenevoy, director general de la empresa. Debería acercarse a los 10 millones de euros de facturación en 2023, el doble que en 2022. Esta cifra sigue siendo pequeña en comparación con los 41 mil millones de euros de ingresos del grupo SNCF en 2022.
El préstamo de 10 millones de euros que le concedió su matriz en el momento de su creación se destina a financiar el desarrollo de dos redes de fibra óptica, alquiladas a grandes empresas u operadores de telecomunicaciones para transportar sus datos. Una telaraña digital que, casi doscientos años después de la llegada del tren a Francia, reproduce el mapa ferroviario.
La primera red, denominada express, conecta las principales metrópolis francesas. “Es el TGV de la fibra óptica”, ilustra Chenevoy: los cables de fibra óptica, instalados a lo largo de líneas de alta velocidad y, por lo tanto, generalmente en línea recta, ofrecen el mejor tiempo de reacción (latencia) del mercado para el transporte de datos digitales. Esta infraestructura exprés, desplegada aproximadamente en un 80%, estará terminada a principios de 2024. La segunda red, ómnibus, sirve rutas secundarias, como el TER. Terralpha se concede dos años más para completar este proyecto regional iniciado hace un año, que conectará una cincuentena de ciudades de aquí a 2025, en particular en Bretaña, Borgoña o a lo largo del eje Limoges-Toulouse.
Red regional
“Con estos 20.000 kilómetros de líneas tendremos una única red, de norte a sur, de este a oeste, sin que los datos salgan de la red”explica Chenevoy, que quiere utilizar este argumento para hacer de Terralpha un operador de fibra óptica alternativo a las líneas propuestas por los grupos de autopistas o a las implantadas a lo largo de las vías fluviales.
La idea de crear esta actividad de telecomunicaciones nació a finales de la década de 2010. Al llegar a la SNCF en 2015 para trabajar en cuestiones de mejora del rendimiento, Chenevoy observó que la SNCF tenía un exceso de capacidad en fibras ópticas. Estos habían sido desplegados a lo largo de las vías ferroviarias por la compañía ferroviaria para las necesidades de señalización y comunicación de sus trabajadores ferroviarios. También era una forma de ahorrar dinero, ya que los cables de cobre cada vez costaban más. Desde mediados de la década de 2010, la SNCF ha desplegado entre 1.000 y 1.500 kilómetros de fibra óptica al año a lo largo de las vías.
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