Terremoto en Turquía: células psicosociales para niños instaladas en campamentos improvisados


Wilfried Devillers (en Nurdagi)

Más de diez días después del terremoto de Turquía y Siria, más de 7 millones de niños se encuentran en grandes dificultades según Unicef. Entre ellos, muchos ahora están sin hogar, privados del acceso a la educación, el agua y la electricidad. Muchos viven en campamentos improvisados. Europa 1 fue para Nurdagi.

Desde el sismo quien toco el Pavo y Siria hace diez días, muchos niños viven en campamentos improvisados ​​con sus familias. En la región de Gaziantep, en el sur de Turquía, se han contado 3.000. Para brindarles apoyo material y psicológico, se han creado células psicosociales. Europa 1 visitó la de Nurdagi.

«Son niños, lo único que quieren es jugar»

En este campamento de sobrevivientes, una gran carpa amarilla contrasta con los otros refugios de emergencia instalados. En el interior, decenas de niños jugando, dibujando. Un espacio imprescindible, según Serkan, psicólogo. «Son niños… Lo único que quieren es jugar y divertirse. Necesitan jugar. Al principio tenían miedo. Ahora se sienten mucho mejor».

Células psicosociales, espacios de beneficio para las familias

Niños que necesitan olvidar la catástrofe. Como esta niña que relata el terremoto: «Salimos de la casa pero no sé dónde están mis hermanas, desaparecieron… Desde entonces no he sentido nada, estoy perdida». Dylara la toma de la mano para llevarla a jugar. La psicoterapeuta también habla de los beneficios de un espacio así para las familias. “Muchas familias han vuelto a encontrar la sonrisa. Hay padres que traen a sus hijos para que los maquillen. Quieren animar a los niños a jugar. Incluso, ellos también participan en las actividades”, explica.

Una niña corre detrás de su hermano, con una muñeca en la mano, y desaparece detrás de una tienda de campaña, riendo.



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