En un largo correo electrónico, Sarah Polley le describió a Terry Gilliam que en su mayoría recuerda haber estado enferma y asustada durante el rodaje de «Las aventuras del barón Munchausen». Tenía buenos recuerdos de Gilliam como persona, pero también se había dado cuenta de que ni él ni sus padres tenían realmente en mente su seguridad y bienestar emocional. Polley tuvo cuidado de no parecer acusatoria, pero, sabiendo que Gilliam estaba a punto de volver a trabajar con otra joven actriz, filmó en circunstancias diferentes. En particular, para mantener a los niños alejados de las bombas reales y para calentar el agua en la que nadan los actores para prevenir enfermedades. El correo electrónico completo se puede encontrar impreso en The Guardian, al igual que la respuesta de Gilliam.
La respuesta de Gilliam fue mesurada y de disculpa. Admitió que no entendía lo asustada que estaba, recordando solo su entusiasmo. Se disculpó por el incidente del barco bomba. También pidió aclarar a qué tiros se refería. Polley, después de todo, tenía un doble, y Gilliam quiere analizar quién era quién.
Todo parecía muy bien hasta que conoció a Gilliam en persona algunos años después. Hablaron sobre «Tideland» y ella inicialmente recordó que la estrella de la película fue bien tratada… antes de que Gilliam bromeara sobre que trabajaba horas extras gratis. También hizo una broma sobre las cicatrices de Polley que la confundieron. Entendió que Gilliam, una vez más, no estaba prestando mucha atención.
Más tarde, después de que se imprimiera la historia de Polley, se reunió con Richard Conway, el coordinador de efectos especiales de «Las aventuras del barón Munchausen». Conway se disculpó profusamente por lo que experimentó Polley y explicó que «muchas cosas salieron mal». Fue Conway quien recordó el terror legítimo de Polley.