«Shrek the Musical» presenta música escrita por Jeanine Tesori, cuyos créditos incluyen «Thoroughly Modern Millie», «Violet» y «Fun Home», y letras de David Lindsay-Abaire, cuyos créditos incluyen «Ripcord», «Kimberly Akimbo, y «Fuddy Meers». Juntos, tejen un tapiz musical de rica emoción que yuxtapone perfectamente el guión sarcástico (también escrito por Lindsay-Abaire, por cierto). Shrek abre el musical con «Big Bright Beautiful World», una balada estruendosa que insiste en una positividad delirante frente a una soledad aplastante. Lo prepara para otros números, como «Who I’d Be», el final del primer acto, donde se vuelve poético sobre la vida que viviría si no fuera odiado por el mundo.
Cada personaje principal obtiene uno o dos números como estos, donde sus identidades y sus deseos se muestran por completo. Donkey (no tanto) le suplica en broma a Shrek en «Don’t Let Me Go», rogándole que sea su amigo. Fiona muestra su firmeza en «I Know it’s Today», un montaje musical que cubre toda su vida dentro de la torre. Incluso Farquaad profundiza en su historia de fondo con «La balada de Farquaad», que equilibra su idiotez inherente con una infancia legítimamente deprimente.
Combínalo todo con grandes números de conjunto liderados por Pinocho y Gingy, como «Story of My Life» y «Freak Flag», y obtendrás una lista de canciones fenomenal. En serio, no puedo exagerar lo buenas que son estas canciones. ¿Te sientes tonto? Prueba «Creo que te gané», donde Shrek y Fiona discuten sobre quién tuvo la peor infancia. ¿Sintiendome nostálgico? El musical termina con una interpretación certificada por Broadway de «I’m A Believer», al igual que la película. Y, oye, si sientes que te empañan los ojos, puedes echarle la culpa a las cebollas.