«Sword of the Stranger» no pretende reinventar la película de samuráis, aunque su historia simple es parte del encanto. Si hay algo que la distingue de otras películas de Jidaigeki (drama de época) de su tipo, es el enfoque en el choque cultural. Los caracteres chinos se adhieren más a la jerarquía; su Emperador tiene el Mandato del Cielo, después de todo. A su vez, a veces se confunden con las actitudes más mercenarias de los personajes japoneses. La partitura (cortesía de Naoki Satō) también usa instrumentos chinos, creando una gran emoción en acción y estableciendo tomas como lo hace una buena película de Wuxia.
Sin embargo, lo que hace que «Sword of the Stranger» se destaque es su animación. Studio Bones fue y sigue siendo más conocido por su anime televisivo. De hecho, la mayoría de sus películas, como «Cowboy Bebop: Knockin’ On Heaven’s Door» (una colaboración con el estudio Sunrise), son productos derivados de la televisión. «Sword of the Stranger» es el raro proyecto de película original de Bones; se siente como si su equipo tomara toda su experiencia y tratara de demostrar de lo que son capaces en la pantalla grande. Extienden al máximo el talento de sus animadores y los resultados son impresionantes.
Los colores de la película son tenues, con una paleta terrosa y naturalista. A menudo, la vista más colorida en pantalla es la salpicadura de sangre que vuela por el aire. La acción es donde las cosas se ponen asombrosas. Durante los duelos, los personajes no solo blanden sus espadas, sino también todo su cuerpo. La ferocidad del duelo final de Nanashi y Luo-Lang, y la rapidez de la cámara que los sigue, solo es posible gracias al reino animado en el que se desarrolla.