La segunda película de «La Guerra de las Galaxias» fue una empresa tan grande que Lucas entregó las riendas de la dirección a Irvin Kershner, para que pudiera supervisar las innumerables complejidades técnicas de la producción. Con nuestros héroes visitando un nuevo conjunto de planetas (Hoth, Dagobah y Bespin), Burtt necesitaba encontrar una amplia gama de sonidos que hicieran que estos lugares se sintieran tan reales y habitados como los de la película anterior. Por Burtt:
«Diría que había alrededor de mil cosas diferentes que debían abordarse en la película en términos de proyectos para la creación de efectos de sonido. Volví hace unos años y los conté. La naturaleza orgánica del sonido es la base definitoria para todo lo que se hace en Star Wars. Esa fue realmente la dirección de George desde el principio, así que nos acostumbramos a ese tipo de cosas y las buscamos».
Con mucho más dinero para gastar, Burtt se encontró yendo a donde necesitaba ir para capturar un audio único. Esto resultó en la construcción de la biblioteca de sonido de Lucasfilm.
«[Producer] Gary Kurtz estuvo de acuerdo con esa idea y se aseguró de que tuviéramos un presupuesto para viajar si lo necesitábamos. Si quisiéramos ir al estado de Washington para grabar un oso, podríamos hacerlo. Si quisiéramos ir a Oklahoma para grabar la demolición de un edificio, bueno, enviaríamos a alguien o iría yo. Lucasfilm vio esto como una inversión para el futuro».