Durante los siguientes seis volúmenes del cómic, Lyta se dedica a su vida como madre soltera y ama de casa. Ella ama a su hijo pequeño hasta el punto en que es un poco insalubre; apenas tiene vida social y casi nunca sale de casa, principalmente porque teme que Dream se lo lleve en el momento que ella lo haga. Sirve como otro ejemplo de cuánto Dream es un imbécil: al menos podría haberle dado una fecha para reclamar a su hijo, o una estimación general. En cambio, la deja en un estado de paranoia prolongada.
Sin embargo, hace algo bueno. Al comienzo de «Season of Mists», antes de que Dream se embarque en una misión potencialmente fatal en el infierno, se detiene para visitar al bebé. Lyta se asusta cuando lo ve cerca de la cuna (¿por qué no lo haría?), pero Dream le asegura que él solo está allí para verlo. «Por cierto, su nombre es Daniel», dice como sus palabras de despedida. A pesar de la desconfianza de Lyta hacia él, no puede discutir con esto. Vacilante, llama a su bebé Daniel y luego sonríe. El nombre encaja.
Lyta y Daniel aparecen nuevamente en una historia corta en el volumen 6, «Fábulas y reflexiones», donde echamos un vistazo a su vida cotidiana. Habla con su amiga adulta Carla sobre cómo pasar tanto tiempo con su bebé ha oxidado sus habilidades sociales, pero en su mayor parte parece estar en un lugar saludable. Se recuperó de la pérdida de su marido, vive en un bonito apartamento y parece haber encontrado un buen lugar de estabilidad. Pero luego comienza el penúltimo volumen noveno «The Kindly Ones», y todo va cuesta abajo desde allí.