«Francia expresa su horror». Al día siguiente de un ataque mortal en la prisión de Olenivka (este de Ucrania), el Ministerio de Asuntos Exteriores francés matizó los hechos «asesinatos y actos de tortura». El viernes 30 de julio, varios misiles impactaron en el centro de detención utilizado por el ejército ruso para encarcelar a los combatientes del regimiento Azov detenidos, en particular, al final del asedio a la fábrica Azovstal en la ciudad portuaria de Mariupol.
«Si se confirmara esta información, los perpetradores y todos los responsables de tales crímenes, que violan flagrantemente el derecho internacional humanitario, deberán responder por sus acciones. Dado que los crímenes de guerra no pueden quedar impunes, Francia coopera activamente tanto con la autoridades judiciales de Ucrania y con la corte penal internacional«, indica la diplomacia francesa en un comunicado de prensa. Unas líneas antes, el ministerio de Catherine Colonna asegura que «Francia expresa su horror» contra este bombardeo.
En su comunicado, el Quai d’Orsay tiene cuidado de no acusar directamente a ninguna de las partes del conflicto. De hecho, más de 24 horas después del bombardeo, rusos y ucranianos todavía se acusan mutuamente de estar detrás del ataque. Al principio, fue Moscú quien había implicado a Kyiv. El régimen ruso acusa a este último de haber utilizado misiles entregados por Estados Unidos. Ucrania luego rápidamente negó haber atacado infraestructura civil o prisioneros de guerra, asegurando que su ejército «se adhirió plenamente a los principios y normas del derecho internacional humanitario».