Abogados laxos, manipulados pero no culpables, defienden la defensa en el juicio de los dos delincuentes y el narcotraficante


Dos abogados penalistas, un camionero experimentado y un joven prometedor, fueron golpeados en la harina por un cliente demasiado grande para ellos. Su dolor ya está ahí: un bofetón punzante para el primero, Joseph Cohen-Sabban, que llegó a puerto tras una larga y exitosa carrera. Alas cortadas en pleno vuelo para el segundo, Xavier Nogueras.

Tal apareció el caso, liberado de sus fantasías, tras dos semanas de audiencia ante el Tribunal Penal de París. Pero el exceso de las requisiciones pronunciadas el jueves 2 de febrero por los dos fiscales -tres años de prisión, incluidos dos firmes contra Joseph Cohen-Sabban, dos años de los cuales uno firme contra Xavier Nogueras, acompañado de su destierro profesional durante cinco años- hizo inclinar el juicio hacia la incomprensión y la ira en los banquillos de la defensa.

Hasta entonces, subrayó el Sr.mi Hervé Temime, que intervino en defensa de Xavier Nogueras junto a Mmi Matthieu Chirez, el debate había sido » leal «. Se sabe que los dos abogados desconocían la falsedad de los documentos que presentaron en diciembre de 2018 ante el Tribunal de lo Penal de París en defensa del narcotraficante británico Robert Dawes. Parece igualmente obvio que esta falsificación fue pensada y sugerida por este último, y luego llevada a cabo por su secuaz, Evan Hughes, el cuarto acusado en este caso y ausente de la audiencia.

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Quedaba por entender cómo Joseph Cohen-Sabban y Xavier Nogueras habían podido lanzarse de cabeza a esta manipulación y qué delitos penales se les podrían atribuir. Para ambos, la exposición pública de su fracaso profesional, bajo la mirada sardónica de su antiguo cliente y ante los jueces, fue un calvario. Negligencia, falta de trabajo, rivalidades entre abogados, temeridad, pasividad y sobre todo ceguera culposa ante un cliente formidable, del que no han tomado la medida. “Bueno, en resumen, no fue el equipo de defensa estadounidense”, resumió la presidenta del tribunal, Isabelle Prévost-Desprez.

Pepitas caídas del cielo

Mientras hacían malabarismos con sus audiencias penales o correccionales, una clientela de ladrones y traficantes de ciudades para Joseph Cohen-Sabban, acusados ​​en casos de terrorismo para Xavier Nogueras, Robert Dawes, dedicaba sus días y noches a desarrollar su propia estrategia de defensa, hablando con sus dedicó Evan Hughes, gracias al teléfono que escondió en su celular. A él, el narcotraficante le encomendó todo, y en particular su proyecto de «mezclando las verdades» (“fundirse con las verdades”) con vistas al juicio en lo criminal, como lo demuestra la transcripción de un mensaje de conversación encontrado durante la investigación.

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