En una columna publicada en el Journal du Dimanche, el filósofo Michel Onfray señala el papel de una franja de izquierda en el resurgimiento del antisemitismo en Francia.
“La sinagoga está ardiendo, pero estamos mirando hacia otro lado”. Retomando el famoso discurso de Jacques Chirac en 2002, el ensayista Michel Onfray alerta a la opinión pública, en el JDD de este domingo, sobre el auge del antisemitismo en Francia. Un resurgimiento provocado por una parte de la extrema izquierda según él, tomando en particular como ejemplo el papel nefasto del PCF a lo largo de la Historia.
“Durante los años oscuros, muchos socialistas o comunistas que habían conocido la Primera Guerra Mundial apoyaron a Pétain, si no a la colaboración, por pacifismo. Los primeros gaullistas que partieron hacia Londres tras la Apelación del 18 de junio de 1940 no eran comunistas ya que en ese momento el PCF apoyaba el pacto germano-soviético que, hasta el 22 de junio de 1941, invitaba a colaborar con los ocupantes nazis bajo el pretexto de que los marxistas-leninistas y los nacionalsocialistas tienen los mismos enemigos: la City, los gaullistas, la plutocracia, Estados Unidos, el capitalismo y… los judíos. El PCF colabora pues”, detalla el filósofo en su foro.
Una moción debatida para una resolución de la izquierda
Michel Onfray comenta a continuación la «propuesta de resolución que condena la institucionalización por parte de Israel de un régimen de apartheid contra el pueblo palestino» firmada recientemente por 38 parlamentarios de los cuatro grupos de izquierda.
“Ha llegado el momento de su fórmula antisionista que ha permitido a la izquierda mordaz incitar al odio al pueblo de Israel desde 1948 invocando el colonialismo, los crímenes de lesa humanidad y el régimen del apartheid. Este antisionismo procede de un islamoizquierdismo cuyos partidarios niegan que exista”, analiza Michel Onfray en su columna.
En su escrito, Michel Onfray también criticó a Emmanuel Macron por la suavidad de su discurso conmemorativo de la redada de Vel d’Hiv el 17 de julio, inicialmente destinado a ser «muy ofensivo», pero aquí comparado por el filósofo con «gachas para gatos».