Artes: la exposición Documenta, en Alemania, socavada por acusaciones de antisemitismo


Ella ocupó el lugar de honor, en Friedrichplatz, corazón palpitante de Documenta en Kassel, Alemania: el lunes 20 de junio, la obra monumental del colectivo indonesio Taring Padi fue cubierta con un velo negro. Un golpe para la megaexposición de cinco años, cada edición de la cual marca la pauta para futuros debates artísticos. Motivo: este fresco de veinte metros, parábola crítica «del sistema capitalista y la violencia militar», según sus autores, ha sido acusado de antisemitismo por varias asociaciones que representan a los judíos de Alemania, así como por la embajada de Israel.

Aún no montado durante las jornadas profesionales, que se celebraron del 15 al 18 de junio, este lienzo-manifiesto titulado justicia popular sólo fue visible durante dos días. Justo enfrente del museo Fridericianum donde el colectivo indonesio Ruangrupa, director artístico de esta decimoquinta edición, revela sus ambiciones: poner el Sur en el centro, por primera vez en una Documenta marcada desde su nacimiento por el predominio de la estética occidental. Todos los surs, desde Cuba hasta Haití pasando por el sudeste asiático, pero también todas las luchas minoritarias, desde los indios BDSM queers hasta los palestinos. Esta nueva polémica los relega, por desgracia, a un segundo plano.

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El fresco apunta a fechas de 2002 y se produjo originalmente para un festival australiano en Adelaide. Debería ser desmantelado en los próximos días. Dos de sus personajes, entre varias decenas más, centran la mirada: un cerdo que lleva una estrella de David y un casco del Mossad (servicio secreto israelí), y un hombre con dientes de vampiro, que lleva un sombrero negro marcado con los dos rayos del logotipo de las SS. Cigarro en los labios, rizos detrás de las orejas puntiagudas: allí se combinan todos los atributos de la caricatura antisemita que demoniza la judeidad.

«Esto nunca debió de haber pasado»

«Esto nunca debió de haber pasado, se disculpó la directora de Documenta, Sabine Schormann, nada más surgir la polémica. Junto con Ruangrupa, el equipo artístico y los artistas invitados, habíamos asegurado que no habría contenido antisemita en Documenta 15. Lamentablemente, no cumplimos nuestra promesa. Nos disculpamos solemnemente por no identificar estas imágenes antisemitas cuando se instaló la obra de arte. »

De acuerdo con Taring Padi, la institución ha añadido un texto al pie de la obra velada dando algunas claves de esta evocación de la resistencia contra la dictadura de Suharto, que reinó de 1967 a 1998. El colectivo se ha defendido de todos los anti- Semitismo. “Algunos detalles de esta pancarta se han entendido de manera diferente a nuestro propósito original, y lo lamentamos. Pedimos disculpas por las lesiones causadas. Con gran pesar recuperamos esta obra. Se convierte en un monumento de luto, el luto de un diálogo imposible por el momento. Pero esperamos que sea el punto de partida para un nuevo diálogo. »

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