Brasil enfrenta el regreso del hambre


La cifra salió en “uno” de toda la prensa brasileña, el miércoles 8 de junio: 33,1 millones de brasileños pasan hambre, número que casi se duplicó en un año. Eran 14 millones en diciembre de 2020, durante el estudio anterior sobre el tema, también realizado por la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Rede Penssan).

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“El aumento vertiginoso de esta cifra nos sorprendió. Hoy, el 15% de los hogares pasan hambre y el 30% de las familias padecen inseguridad alimentaria. Esto representa 125 millones de brasileños que experimentan algún grado de inseguridad alimentaria, de una población total estimada de 213,3 millones.explica Ana Maria Segall, profesora de nutrición de la Universidad de Campinas, integrante de la red Penssan.

El deterioro de la situación es tanto más lamentable, dicen los especialistas, cuanto que Brasil había reducido considerablemente esta pobreza extrema en las últimas décadas, al punto de haber sido borrado del «mapa del hambre» por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (ONU). FAO), en 2014. En ese momento, solo el 4,2% de las familias aún la padecían, gracias a una serie de programas lanzados por los gobiernos del Partido de los Trabajadores (2003-2015).

“Gestión caótica de la pandemia del Covid-19”

La administración Bolsonaro no es, sin embargo, la única responsable de este deterioro: bajo el gobierno de su antecesor, Michel Temer, la congelación de 20 años del gasto estatal, consagrada en la Constitución, tuvo un efecto desastroso sobre los más precarios, según este estudiar. Un ejemplo entre muchos: el presupuesto de ayuda alimentaria fue de casi 100 millones de euros en 2012. En 2019 cayó a 7,8 millones, un descenso del 93%. Hoy en día, casi ha desaparecido.

Además, Brasil pasó de una situación de casi pleno empleo en 2014, con un 4,8% de desempleo, contra un 10% en 2016 y casi un 13% en la actualidad. “La caótica gestión de la pandemia [de Covid-19] ha aumentado considerablemente el endeudamiento de los hogares, que deben pagar otros gastos, como el alquiler, antes de comer”observa Ana María Segall.

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La implementación de una nueva asistencia social – Auxilio Brasil (Ayuda a Brasil), en lugar de bolsa familia (Bourse Famille) – por el gobierno actual, en noviembre de 2021, no ha tenido ningún efecto sobre la pobreza extrema, aunque su cantidad casi se ha duplicado. «El catastro no incluye nuevas familias y la inflación en los alimentos deja obsoleto el aumento de su cuantía»aún se lamenta el especialista.

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