COMENTARIO: ¿Abierto pero seguro? Con la nueva Doctrina China, la UE va por buen camino


La apertura económica también alberga riesgos. Especialmente cuando se trata de relaciones con poderes rivales. La UE trata de sacar la conclusión correcta de esto.

Un barco perteneciente al grupo chino Cosco en el puerto de Hamburgo. La empresa compró una terminal después de una larga controversia.

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La Doctrina China de la Unión Europea no menciona a China. El documento presentado en Bruselas el martes no se llama así, sino «Estrategia europea para la seguridad económica». Pero, por supuesto, se trata de China.

Más precisamente, la forma en que la UE debería tratar con su socio económico más importante en el futuro. La respuesta de Bruselas es: necesitamos una cultura del riesgo que no solo mire las relaciones con nuestros socios y competidores desde una perspectiva económica, sino que también incluya evaluaciones estratégicas y geopolíticas.

Según el comisario de economía, Thierry Breton, debería reducirse la dependencia de aquellos países que utilizan su poder económico como arma contra Europa. La palabra clave que encontró su camino en la jerga de la UE es «eliminación de riesgos».

Europa, continúa la Comisión, debe maximizar los beneficios de su apertura económica y minimizar los riesgos. Esto inicialmente suena como la cuadratura del círculo, pero es un problema de optimización.

Una era de regulación está amaneciendo

Está claro que también para la UE ha llegado a su fin la era de la globalización lo más desregulada posible. Esto no se debe solo a la confrontación con China, que rápidamente llegó a un punto crítico después de 2020 con sanciones y contrasanciones. También hubo dos choques externos: la pandemia de Covid con sus problemas en la cadena de suministro y el ataque de Rusia a Ucrania el año pasado. Desde entonces ha sido regulado en todas partes.

Bruselas propone tres mecanismos de vigilancia: el control de las inversiones extranjeras en infraestructuras e industrias críticas. El control de las exportaciones relevantes para la seguridad a los «rivales del sistema». Y el control de inversiones en el exterior que involucren tecnologías sensibles como IA, computadoras cuánticas o semiconductores de alta calidad.

Por lo tanto, la UE está adoptando un enfoque fundamentalmente sensato. Evita acertadamente la retórica de cortar el cordón de China, que se propaga en algunos lugares bajo el lema “desacoplamiento”. En el futuro, Europa tampoco debería involucrarse en políticas que China solo perciba como una amenaza.

Pero como actor soberano, debe desarrollar una cultura de seguridad que vaya más allá de proteger su propio mercado interno. La actividad económica debe considerarse en un contexto estratégico amplio.

Debates difíciles dentro de la UE

La implementación de la nueva «doctrina» no será fácil. La discusión de los jefes de Estado y de Gobierno a fines de julio seguramente será controvertida. Porque los estados miembros tienen vínculos económicos muy diferentes con China. En consecuencia, los costos de la nueva caución se distribuirán de manera desigual.

Para Francia y sobre todo para Alemania, las relaciones con China son francamente existenciales para industrias importantes. La situación es bastante diferente en algunos países de Europa del Este. Lituania, por ejemplo, se presenta como un halcón casi sin riesgo si desafía a Pekín en el tema de Taiwán.

Sin embargo, parece haber consenso en que la nueva estrategia de minimización de riesgos debe basarse en la evidencia. No debe haber controles en stock, sino solo donde los peligros estén realmente al acecho. Sin embargo, es previsible que las valoraciones correspondientes sean controvertidas en función de los intereses implicados.

Sin embargo: Con la nueva estrategia, la UE ha marcado la dirección correcta en un área central, la política comercial e industrial. Corresponde ahora a los Estados miembros encontrar el equilibrio adecuado entre apertura y seguridad.



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