Cómo Francia pasó a ser no deseada en el Sahel


En el Sahel, las mismas escenas parecen repetirse de un país a otro. Los de miles de civiles que corean, bajo las ventanas de las embajadas o a las puertas de las bases militares francesas, consignas denunciando el “neocolonialismo” de Francia y exigiendo la salida de las tropas francesas estacionadas en su territorio. Bamako, Uagadugú, ayer. Niamey, desde el golpe del 26 de julio. Mañana, ¿N’Djamena o Dakar? Existe una gran tentación de establecer un paralelo entre las situaciones de estos Estados, que tienen en común evolucionar en lo que comúnmente se llamaba el «patio trasero» de Francia en África, delimitado por sus antiguas colonias, y donde el antiguo colonizador ya no está bienvenido.

La reconstrucción de las relaciones con el continente africano, autoproclamada en París desde hace décadas, hasta ahora sólo ha conducido a un resultado confuso. Lastrado por el peso de un pasado colonial difícil de soportar, agobiado por los años que siguieron a la independencia africana a principios de los años 1960, marcados con el sello de “Françafrique” –un período de colusión e injerencia con regímenes ilegítimos–, político. Los diplomáticos y los soldados franceses parecen desestabilizados. Se debaten entre el recuerdo de una potencia pasada y su incomprensión de las sociedades africanas en movimiento, moldeadas por nuevos actores políticos y religiosos, para quienes París es un chivo expiatorio conveniente.

Una receta probada

Francia es criticada como depredadora económica por toda una generación y como portadora de valores occidentales odiados por grupos islámicos ortodoxos y radicales. Estos últimos no son necesariamente yihadistas, pero rechazan el modelo político y social vigente desde la independencia, alimentándose de las debilidades, los fracasos económicos y los compromisos de los Estados en los que operan.

Nada más tomar el poder el 26 de julio, la junta nigerina, siguiendo la receta probada de anteriores golpes de Estado en el Sahel –en Malí en agosto de 2020, en Burkina Faso en enero de 2022– inició un procedimiento de divorcio unilateral con su aliado en la lucha contra las fuerzas armadas. grupos que evolucionan en la nebulosa de la organización Estado Islámico o de Al-Qaeda. Se han denunciado los acuerdos de defensa que vinculan a ambos países y los demás tratados que regulan la presencia de unos 1.500 soldados franceses desplegados en Níger. Niamey exige su salida inmediata. El embajador francés fue declarado persona non grata. Se suspendieron las retransmisiones de Radio France Internationale (RFI) y France 24, asimiladas a la «voz de Francia».

Te queda el 86,61% de este artículo por leer. Lo siguiente es sólo para suscriptores.



Source link-5