Ver «Star Wars» colocó a Ridley Scott en una trayectoria directa hacia la realización de «Alien» de 1979. Antes de encontrarse con la película de Lucas, Scott tenía planes muy diferentes, como ha dicho:
«Estaba pensando seriamente en hacer ‘Tristán e Isolda’ a continuación. Así que miré ‘La Guerra de las Galaxias’ y pensé: ‘¿Por qué demonios estoy pensando en hacer ‘Tristán e Isolda’ cuando este tipo está haciendo este tipo de película? ‘»
Si la adaptación mal recibida de 2005 de la leyenda celta «Tristán e Isolda», producida por Ridley Scott y protagonizada por James Franco y Sophia Myles, fue una representación de su visión original, tal vez deberíamos estar especialmente agradecidos de que haya cambiado. También podemos ver con cariño el desvío de Scott hacia la ciencia ficción, sabiendo que no quedaría atrapado en el género y eventualmente continuaría haciendo algunas de las mejores epopeyas históricas de todos los tiempos.
De todos modos, el momento funcionó bien para que Scott abandonara sus planes, porque poco después los productores detrás de Brandywine Productions, con el respaldo de 20th Century Fox (con la esperanza de evitar el éxito de Lucas), le ofrecieron «Alien». Aunque «Star Wars» había preparado a Scott para aceptar un proyecto de ciencia ficción, fue la escena en la que el extraterrestre explota del pecho de un personaje lo que le convenció del guión.
Con su «Alien» inaugural, Scott buscó crear la «antítesis» del trabajo de Lucas inclinándose más hacia el horror que hacia la fantasía y agregando una capa adicional de arena y mugre a su mundo de ciencia ficción que la que tenemos en «Star Wars». Tan diferentes como pueden ser, es el efecto contagioso que un creador tuvo sobre el otro lo que generó no solo franquicias derivadas expansivas para ambas películas, sino también generaciones de cineastas inspirados.