La idea de que un artista importante dé el salto al cine no es nada nuevo. Está la exitosa historia del «músico convertido en actor», como Eminem y la ganadora del Oscar «8 Mile». Luego hay una mezcla de música con narrativa que se remonta a The Beatles con «A Hard Day’s Night». También podemos ver el gran éxito que Prince pudo generar con «Purple Rain». Y sí, hemos tenido muchas películas centradas en la interpretación estrenadas en cines, como «Rattle and Hum» de U2. La lista continua.
Es decir, tenía mucho sentido que Metallica hiciera una película de concierto. Cuatro años antes acababan de lanzar uno de sus álbumes más aclamados en años, «Death Magnetic» de 2009, y consiguieron llenar estadios de todo el mundo con regularidad. ¿Por qué no también las salas de cine? Y así, la banda tramó planes para hacer una película importante en lugar de hacer lo más seguro y hacer un álbum de seguimiento. Metallica nunca ha ido a lo seguro.
«Metallica: Through the Never» fue anunciado por la banda como un «evento cinematográfico innovador en 3D impulsado por la música». La película es en parte una actuación en vivo y en parte una narrativa, con las dos piezas dispares entrelazadas para crear un producto final bastante único. La parte del concierto presenta actuaciones en vivo reales elaboradas (y costosas) que tuvieron lugar en Canadá con un escenario complejo que fue filmado en 3D, con 24 cámaras filmando simultáneamente. La parte narrativa de la película se centra en Trip (Dane DeHaan), un joven roadie enviado a una misión urgente que se convierte en una aventura surrealista.
«Obviamente hemos sido influenciados por algunas de las grandes películas musicales del pasado», dijo el bajista Robert Trujillo sobre la película de Classic Rock en 2013. «Pero esto es bastante único. Es como un cruce entre ‘Mad Max’ y ‘ The Twilight Zone'». Esa es una gran comparación, pero tampoco es inexacta.