Educación nacional: ¿se relanza la guerra público-privada?


Louise Sallé / Créditos: NICOLAS GUYONNET / HANS LUCAS / HANS LUCAS VIA AFP

¿Se ha relanzado la guerra entre escuelas públicas y escuelas privadas? Un nutrido grupo de asociaciones, sindicatos y organizaciones representativas del sector educativo firmaron a finales de enero un foro en El mundo, para que “el dinero público vaya a las escuelas públicas”. Implícito: debemos cortar el cordón financiero de educación privada bajo contratorepresentada más del 90% por establecimientos católicos y más del 70% subvencionados por el Estado, por un importe de 13 mil millones de euros al año.

Entre los firmantes de este texto, los principales sindicatos nacionales de personal educativo (FSU, UNSA, CGT, Sud Éducation, etc.), pero también la Federación de Padres (FCPE), la Liga de la Educación, la Liga de los Derechos Humanos y el Comité Nacional de Acción Secular (CNAL). Todos se reunieron el martes 12 de marzo en una conferencia de prensa para mostrar su unidad en esta demanda.

El Estado “mantiene y financia” el “separatismo escolar”

Por ello insistieron en que cada vez más familias privilegiadas recurren a enseñanza católicaque también matricula tres veces menos estudiantes becados que el público, y que acoge a un público mucho menos “mixto” socialmente.

«La prioridad de la nación para su escuela es dar prioridad a las escuelas públicas y financiarlas prioritariamente», afirma Frédéric Marchand, secretario general del sindicato de la educación Unsa. «No podemos seguir manteniendo y financiando sin decir nada una forma de separatismo educativo, que se está volviendo peligroso para nuestra sociedad», añade.

1,5 millones de padres han elegido la privada

Por parte de la educación católica, estas acusaciones son muy mal recibidas, porque la institución precisamente necesita este dinero público para acoger a más familias de bajos ingresos y seguir prestando un servicio de educación pública útil al Estado.

“En Francia, 1,5 millones de padres han elegido la enseñanza católica y la enseñanza privada bajo contrato”, recuerda Gilles Demarquet, presidente de Apel, la principal asociación de padres de enseñanza privada bajo contrato. “Creo que no es por nada y que esta libertad de elección, para poder ejercerse, debe tener los medios para ejercerse”.

Pero la revuelta antiprivada no está dispuesta a detenerse… Un informe parlamentario, que se publicará a principios de abril, pretende atacar la financiación concedida a la educación católica y los insuficientes controles estatales sobre esta materia.



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