El Bayern venció al Paris Saint-Germain 2-0, pero el héroe es un defensor


Tras el 1-0 en París, el Bayern alcanzó los cuartos de final de la Champions League con un claro triunfo.

Un acto heroico: el defensa central Matthijs de Ligt salva al Bayern de quedarse atrás.

Ronald Wittek/EPO

No faltaba mucho, y Yann Sommer habría tenido la culpa, no podría haberlo negado. Porque en el minuto 38, el portero del FC Bayern se atrevió a ir al borde del área penal y perdió el balón ante el marroquí Achraf Hakimi. Vitinha pateó el balón al arco, bajo, en el medio, en realidad una apuesta segura. Pero Matthijs de Ligt, el central holandés, sacó el balón fuera de la línea.

Mbappé no es efectivo esta vez

Probablemente fue decisiva esa escena en la que de Ligt, que había llegado procedente de la Juventus de Turín por casi 70 millones de euros, salvó al Bayern de quedarse atrás. Debido a que el PSG fue el mejor equipo en Múnich durante casi la mitad del tiempo, los parisinos fueron más convincentes, tuvieron mejores oportunidades, a pesar de la ausencia de Neymar. Claro, no hubo diferencias importantes y, a diferencia de la ida, el Bayern también logró neutralizar en gran medida a Kylian Mbappé. Pero un déficit habría frenado la confianza en sí mismo del Bayern.

Pero los equipos se fueron al descanso con empate. Y en la segunda mitad, el Bayern tuvo la oportunidad de mostrar sus cualidades. Porque aunque Mbappé y Lionel Messi siempre reparten peligro: la mejor plantilla es la del Bayern. Más equilibrada y, con la excepción de las dos luminarias, más densamente poblada en todas las posiciones.

París sin una defensiva útil

Después de que el brasileño Marquinhos tuviera que abandonar el campo, poco a poco las cosas empezaron a torcerse a favor del Bayern. Y luego se hizo evidente: el PSG no tiene una defensa bien ensayada, demasiadas lesiones plagan al equipo del entrenador Christophe Galtier. El Bayern fue diferente: su defensa se hizo cada vez más sólida a lo largo del juego, y había una gran variedad en ataque: tener alternativas como Leroy Sané, Serge Gnabry y Sadio Mané es, sin duda, puro lujo.

Después de que Eric Maxim Choupu-Moting le diera la ventaja al Bayern, el entrenador Julian Nagelsmann sacó al delantero centro del juego y fue a por la baza de la velocidad: trajo a Sané, Gnabry y luego a Mané. Fue Gnabry, el tirador de precisión, quien decidió el partido 2-0 justo antes del final, y una vez más aseguró que el Paris Saint-Germain fracasara temprano en la Liga de Campeones.



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