La ciudad de Sevilla está intentando algo nuevo para concienciar sobre el cambio climático y salvar vidas. Con las opresivas olas de calor convirtiéndose en un hecho de la vida en Europa y otras partes del mundo, la metrópolis española ha comenzado a nombrarlas. El primero, Zoe, llegó esta semana, trayendo consigo máximos diurnos esperados por encima de los 109 grados Fahrenheit (o 43 grados Celsius).
Como señala, no existe una única definición científica de una ola de calor. La mayoría de los países usan el término para describir períodos de temperaturas que son más altas que las normas históricas y estacionales para un área en particular. El nuevo sistema de Sevilla clasifica esos eventos en tres niveles, con nombres reservados para los más graves y una respuesta municipal creciente vinculada a cada nivel. La ciudad designará futuras olas de calor en orden alfabético inverso, seguidas por Yago, Xenia, Wenceslao y Vega.
Es un sistema similar al que organizaciones como el Centro Nacional de Huracanes de EE. UU. han utilizado durante décadas para crear conciencia sobre tormentas tropicales, tornados y huracanes inminentes. La idea es que es más probable que las personas se tomen una amenaza en serio y actúen en consecuencia cuando se le da un nombre.
«Este nuevo método tiene como objetivo crear conciencia sobre este impacto mortal del cambio climático y, en última instancia, salvar vidas», dijo Kathy Baughman McLeod, directora de , el grupo de expertos que ayudó a desarrollar el sistema de Sevilla. . Nombrar las olas de calor también podría ayudar a algunas personas a darse cuenta de que ya no estamos lidiando con fenómenos meteorológicos «extraños» ocasionales: son el subproducto del calentamiento del planeta.
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