El cerdo volador de Pink Floyd en el espacio sonoro


Entre dos de las cuatro torres de la chimenea de la central eléctrica de Battersea, una central eléctrica de carbón en Londres cerca del río Támesis, flota un cerdo rosado inflable. El cielo todavía azul, pero a punto de volverse tormentoso, el ocre del edificio de ladrillo, el sol que viene a amarillear las chimeneas y esa forma animal lejana constituyen la visual de la portada del disco. animales, por Pink Floyd, lanzado en enero de 1977.

Una imagen célebre, como las de anteriores discos del grupo británico: las vacas deÁtomo Corazón Madre (1970), el canal de una oreja Entrometerse (1971), el arcoíris y el triángulo de El lado oscuro de la luna (1973), hombre en llamas Querría que estés aquí (1975). Sin embargo, no adorna Animales 2018 Remix. El ángulo de la toma es diferente, el edificio, en fase de renovación, está rodeado de grúas, en una atmósfera nocturna en gris y negro. Esto para sustentar, al igual que el título, que no se trata de una reedición más.

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Este remix, producido por James Guthrie, colaborador habitual del grupo, se ofrece en estéreo y en espacialización 5.1 -como ya lo han hecho otros discos de Pink Floyd-, lo que requiere un amplificador adecuado, tres altavoces en la parte delantera, incluido uno central, dos traseros y un subwoofer. Esta versión aparece en la edición Blu-ray deRemix de animales 2018, que salió cuatro años después, vendido individualmente y que también está en el llamado box set «super deluxe» con un DVD, también 5.1, el CD y el vinilo del remix estéreo, que aporta claridad, expansión dinámica – estos dos medios también se venden individualmente.

Lo más claramente político

Guthrie evita el constante ir y venir de un punto a otro, sesgo ya escuchado en otras producciones musicales en 5.1, al optar por una globalidad envolvente, un lugar bastante constante de instrumentos y voces. Los del bajista y cantante Roger Waters y el guitarrista y cantante David Gilmour más bien en el centro, la batería de Nick Mason, el bajo al frente, el órgano de Rick Wright (1943-2008) al fondo, una distribución equilibrada de guitarras acústicas y eléctricas.

Es en los pasajes solistas de Gilmour o Wright, cuando llegan los efectos sonoros, los sonidos animales, que Guthrie acentúa, sin exagerar, las apariciones repentinas, los torbellinos. Durante perros, la respuesta de los teclados a un solo de Gilmour, la profundidad de un bombo. Dentro oveja, las delicadas reverberaciones del piano eléctrico Fender Rhodes. Aquí y allá, un sonido de guitarra alargado, una voz, picos en sintetizadores Moog o VCS3, un ostinato de bajo.

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