Esta es la conclusión a la que llega el Observatorio independiente de preparación para las crisis sanitarias.
El mundo no está preparado para una posible nueva crisis sanitaria. Esta es la conclusión a la que llega el Observatorio independiente de preparación para las crisis sanitarias.
(dpa)
El mundo sigue mal preparado para una posible nueva crisis sanitaria o pandemia. Esta es la conclusión a la que llegó el lunes el Observatorio independiente de preparación para las crisis sanitarias (GPMB) en un informe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial lo crearon en 2018, entre otras cosas, en respuesta a un devastador brote de ébola en África occidental. El observatorio tiene como objetivo analizar los preparativos en el mundo y hacer recomendaciones. Se ha hecho mucho tras la pandemia del coronavirus, señala, pero algunos países han reducido sus precauciones para poder reaccionar rápidamente ante crisis similares, mientras que en otros se ha avanzado poco.
La organización hace varias sugerencias para mejorar la preparación ante crisis en todo el mundo. Los países necesitan fortalecer su vigilancia para poder detectar nuevas enfermedades en una etapa temprana. Para lograrlo, sería necesario mejorar la capacidad de recopilación y análisis de datos. Los países más pobres necesitaban apoyo financiero y aplazamiento de la deuda para proporcionar recursos. Es urgente financiar un fondo previsto de diez mil millones de dólares para la prevención y preparación ante una pandemia.
La investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos no deberían concentrarse en unos pocos países, como ocurrió con la pandemia del coronavirus. La sociedad civil debe participar mejor en todos los preparativos. La copresidenta de la organización, la ex presidenta croata Kolinda Grabar-Kitarović, dijo que la falta de confianza entre países y entre ciudadanos y autoridades dificulta una buena preparación para una pandemia. «Hacemos un llamado a los líderes para que superen estas divisiones y tracen un nuevo camino basado en el reconocimiento compartido de que nuestra seguridad futura depende de reformas significativas y del más alto nivel de compromiso político con la preparación sanitaria para emergencias».