Argento, de 82 años, recuerda más que nada los argumentos. No revela sobre qué discutieron él y Musante, pero recuerda con claridad la animosidad. Comenzar la jornada de trabajo llenó de temor al director ya que sabía que, una vez más, iba a tener que trabajar con su protagonista. La hostilidad entre los dos condujo a un momento oscuro y aterrador que Argento recuerda con deleite. El director dijo:
«No tengo un recuerdo particularmente bueno de esa relación tensa. Es un recuerdo horrible, en realidad. Recuerdo que cada mañana ir al set era como una pesadilla, el hecho de que me iba a encontrar con Tony Musante. En el set , discutíamos y discutíamos. Cuando terminó la película y él tenía que regresar a los Estados Unidos, me fui a casa. Eran las 10 de la noche, y luego escuché que tocaban a la puerta. Miro por la mirilla, y es ¡él! Y siguió golpeando, más y más fuerte en esta puerta grande y pesada, gritando, ‘¡Argento! ¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta!'»
Cualquiera que esté familiarizado con las películas de Argento sabe bien que así es como suelen empezar. Un fuerte invasor golpeando una puerta. Musante no parece haber estado usando guantes negros. Aunque el director nunca dijo que su animosidad compartida alguna vez se inclinó hacia la violencia, o si Musante tal vez estaba intoxicado en la noche en cuestión, naturalmente estaba aterrorizado en ese momento. Los golpes y el terror no duraron porque Argento se escondió. En un giro bastante sensato de la trama, nunca abrió la puerta.