Los programas de misterio de asesinatos son morbosos por naturaleza, ya que hay una nueva muerte cada semana. «Pushing Daisies» abrazaba ese morbo pero lo mezclaba con la ligereza de un cuento de hadas; incluso el nombre de la serie refleja esta mezcla de lo alegre y lo macabro. El diálogo era peculiar pero no zalamero; los personajes hablaban en bucles o metáforas coloridas, y el narrador (Jim Dale) era el más detallado de todos. Visualmente, el diseño de producción evocaba la década de 1950 empapada en una paleta de colores del arcoíris.
Fuller modeló esto en «Amélie» de Jean-Pierre Jeunet, su película favorita. Como le dijo a The New York Times en 2007, «Todas las cosas que amo están representadas en esa película. Es una película que me hará llorar basada en la bondad en lugar de la tristeza». La influencia no pasó desapercibida.
Sin embargo, Sonnenfeld siente que la singularidad de «Pushing Daisies» finalmente la socavó. Hablando con el Huffington Post en 2017, Sonnenfeld reconoció la huelga de WGA como una de las causas, pero sintió que la escritura del programa era otra.
«Culpo a nuestros guiones, porque creo que eran un poco demasiado lindos. Ojalá hubieran tenido un poco más de trama. Recuerdo haberle dicho a Bryan Fuller, quien era el showrunner y el creador y un buen amigo mío que yo adoro, ‘Oye, Bryan, ¿no deberíamos tener mejores tramas para que podamos inclinarnos hacia adelante para tratar de averiguar quién cometió el asesinato, por ejemplo?’ Tenía miedo de que si tuviéramos un poco más de procedimiento perdiéramos la extravagancia».
Está claro que a Fuller le importa más contar sus historias de la manera adecuada en lugar de hacerlas ampliamente populares. Incluso ha dejado más de una serie por desacuerdos creativos.