En el corazón de la maltrecha península de Noto, “es como si nos hubiésemos convertido en una isla”


Diez días después del terremoto de magnitud 7,6 en la península de Noto (departamento de Ishikawa, costa occidental de Japón), los servicios de emergencia siguen trabajando para encontrar a los últimos desaparecidos -52 a fecha del 10 de enero- entre los escombros de las casas derrumbadas. Bomberos, policías, soldados y voluntarios, haciendo caso omiso de las críticas dirigidas a un gobierno considerado lento en reaccionar, se mueven en una masa informe de escombros empapados de lluvia, cubiertos de nieve y barridos por un viento helado, bajo la amenaza de réplicas (son muchas). 1.219 desde el terremoto principal.

El número provisional de muertos es 206, incluido un niño de 5 años. El dolor es aún más intenso desde el terremoto que se produjo el 1ejem Enero, trastocó el momento más preciado de los japoneses. EL shogatsu Es este comienzo de año el que los ve tomar un descanso, reunirse en familia y disfrutar cocinando. osechi, hecho especialmente para el Año Nuevo, y orar en el templo por un Feliz Año Nuevo. En Noto, donde casi el 40% de los residentes tienen más de 65 años, este momento significó reencuentros con hijos y nietos de todo el archipiélago. Estas celebraciones se convirtieron en tragedia.

Para apaciguar a las deidades con el inicio del año del dragón, el Museo del Teatro Noh de Kanazawa, en el sur de la península, continuó, el 7 de enero, la tradicional representación deOkinála pieza más antigua y más relacionada con un rito religioso. “Este año la representación cobra un significado especial. En Noto la gente carece de todo. No hay comunicación, las vías están cortadas. Es como si la península se hubiera convertido en una isla”subraya Maiko Yamauchi, conservadora del museo.

Destrucción de la red de agua

Una impresión sensible en esta franja de tierra famosa por su marisco, su sake y su artesanía lacada. El acceso a Noto se realiza a través de un número limitado de carreteras agrietadas que cruzan paisajes montañosos puestos en alerta roja por la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) por deslizamientos de tierra.

La mayoría de las casas del distrito Ukai de la ciudad de Suzu (Japón) quedaron destruidas.  Es una de las zonas más afectadas por tsunamis y terremotos.  Aquí, 9 de enero de 2024.

Los 28.301 evacuados y supervivientes sufren la destrucción de la red de agua (35.000 viviendas están privadas de ella), las condiciones higiénicas precarias y la ayuda entregada a cuentagotas. La situación empeora a medida que avanza hacia el norte y el hipocentro del terremoto, en el extremo peninsular.

Suzu es la ciudad más cercana. Es, junto con el pueblo de Noto, la única localidad víctima del tsunami que siguió al terremoto. Allí, barrios enteros quedaron devastados por el terremoto y los maremotos. En el de Ukai no se salvó ni una sola casa. No hay ningún poste en pie. Los cables están tirados en el suelo. La nieve esconde los peligros.

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