Si bien la mayoría de los placeres cinematográficos de «Top Gun» se deben a sus vibraciones de «película de reunión», «Top Gun: Maverick» agrega mucho más drama con una cuenta regresiva para una misión crucial que Pete «Maverick» Mitchell (Tom Cruise) debe enseñar a su escuela de pilotos para ejecutar a la perfección: destruir un depósito de uranio que se encuentra en el fondo de un cañón. Hay una maniobra específica ilustrada por los gráficos de Maverick que garantizará su seguridad, y cualquier fanático de «Star Wars» podría encontrar que todo esto suena similar a cierta escena de trinchera en «A New Hope».
«Todos bromeábamos sobre el puerto de escape térmico justo debajo del puerto principal todo el tiempo, te lo prometo. Esa broma nunca pasó de moda», explicó Hamilton. «Pero Luke Skywalker no es derribado y se reúne con Han Solo detrás de las líneas enemigas, y luego roban un caza TIE y tienen que luchar para salir. Entonces, no obtienes la misma experiencia».
Hamilton se refiere al último acto sorpresa de «Top Gun: Maverick», en el que Maverick y Rooster (Miles Teller) chocan durante la maniobra y encuentran juntos el camino de regreso al portaaviones. De hecho, esto es algo que distingue a la última «Top Gun» del universo fantástico de «Star Wars»: la secuela heredada de Kosinski está muy interesada en la locura humana de Maverick a pesar de las cualidades aparentemente inmortales de Cruise.