“Este juicio es una infamia”, las primeras palabras de Eric Dupond-Moretti ante el CJR


Eric Dupond-Moretti avanza gravemente, con traje y expresión oscuros, y camina con paso mesurado entre las dos filas de testigos y el raro público que tuvo la suerte de encontrar un asiento. El proceso del Ministro de Justicia, Guardián de los Sellos, ante el Tribunal de Justicia de la República (CJR), comenzó el lunes 6 de noviembre y durante diez días, bajo el oro y la pompa de la primera sala del Tribunal de Justicia, llamada desde París.

Delante del ministro, el presidente del CJR, Dominique Pauthe, sus dos asesores y los tres suplentes. A su derecha, los doce parlamentarios, seis diputados y seis senadores elegidos por sus pares, que visten la requerida toga negra de magistrado. En el entresuelo, un grupo de periodistas intenta ver algo entre dos columnas.

La situación es grave: Eric Dupond-Moretti se arriesga, sobre el papel, a cinco años de prisión y a una multa de 500.000 euros por dos adquisiciones ilegales de intereses. Se le acusa de haber querido vengarse de cuatro magistrados a los que había atacado, como abogado, y esta es la primera vez que un ministro en ejercicio es juzgado por la CJR, única jurisdicción competente para juzgar delitos y faltas de miembros de el Gobierno.

veintitrés testigos

El presidente nombró a los veintitrés testigos, la mayoría magistrados, pero también a Jean Castex, ex primer ministro, y a Nicole Belloubet, ex guardiana de los sellos. El presidente resumió el caso, dos mil minutos, durante una hora y cuarto, con voz monótona. Los acusados ​​toman notas, al igual que los parlamentarios cuando su teléfono les da un momento.

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El Guardián de los Sellos está acusado de haber ordenado una investigación administrativa –predisciplinaria– contra el juez Edouard Levrault, que en Mónaco se interesó demasiado por los asuntos del multimillonario ruso y presidente del club de fútbol monegasco Dmitri Rybolovlev, y el director de la policía judicial local, Christophe Haget – Mmi Dupond-Moretti había sido su abogado, discretamente en el primero y brevemente en el segundo.

También se le acusa de haber ordenado la misma investigación contra tres miembros de la Fiscalía Financiera Nacional, que habían autorizado la revisión de las fadettes (facturas detalladas) de su teléfono para saber si no había avisado a su amigo Thierry Herzog, el padre de Nicolas Sarkozy. abogado, que fue intervenido telefónicamente. Tres de estos magistrados fueron remitidos al Consejo Superior de la Judicatura, el cual concluyó que no existía falta disciplinaria en su contra.

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