La experta real Lisa Levinson, directora de comunicaciones del Natural Diamond Council, dijo a Metro de Gran Bretaña que era «poco probable» que la «humilde reina fuera enterrada con algo más que su simple anillo de bodas de oro galés y un par de aretes de perlas».
La Reina recibió su anillo de bodas de sus padres en 1947 por su matrimonio con el Príncipe Felipe (†2021) y así estableció la tradición de hacer los anillos de bodas de la familia real con oro galés. Los aretes de perlas eran la pieza de joyería favorita de la difunta Reina, a menudo alternando entre dos pares diferentes.
Se dice que la extensa colección de joyas de la Reina incluye alrededor de 300 piezas individuales, incluidos 98 broches, 46 collares, 34 pares de aretes, 15 anillos, 14 relojes de pulsera y cinco colgantes. Actualmente no está claro cómo se dividirá exactamente esta colección. Según informan los medios, el anillo de compromiso que el Príncipe Felipe puso en el dedo de su gran amor y que acompañó a la Reina durante más de 70 años debería ir a parar a la Princesa Ana (72). Philip una vez diseñó la pieza de joyería él mismo. Utilizaba diamantes que anteriormente adornaban una tiara de la madre del príncipe, la princesa Alicia de Battenberg.